La tensión sexual existente entre Ángel y Samira era más que evidente, y los jóvenes decidieron darse un bañito para refrescarse. La pretendienta tenía tantas ganas de estar junto a su tronista que decidió no ir ni a buscar su bikini. Una vez en el agua, tronista y pretendienta se olvidaron de las cámaras y se dejaron llevar. Risas, besos, juegos, caricias, provocación... Samira está convencida de que Ángel va a ser para ella y él que la pretendienta le vuelve loco, tanto que el tronista no ha podido ni salir de agua hasta pasados unos minutos.