Cristóbal Soria aparece por sorpresa en la boda de Will y lanza un reto a los jugadores: "De eso depende mi continuidad en el Maribáñez"

  • Desde que Cristóbal Soria abandonó el vestuario tras discutir con los jugadores, todo había dado un giro de 180 grados

  • Ni los intentos de las parejas de los futbolistas eran suficientes para convencer al experto de que volviera al Maribáñez

  • Nadie le esperaba en la boda, pero su llegada fue una auténtica sorpresa para todos

Desde que Cristóbal Soria salió del vestuario tras la discusión que mantuvo con los jugadores, todo había dado un giro de 180 grados. El equipo parecía haber perdido toda su fuerza con su marcha. Ni los intentos de las parejas de los futbolistas eran suficientes para convencer al experto de que volviera al Maribáñez.

En esa conversación no solo le pidieron su regreso. Sandra, la novia de Will, también le pidió que acudiera a su boda: "Para él es muy importante que vayas". Pero, para su desilusión, Cristóbal no aparecía el día del esperado enlace. No lo hizo en la ceremonia. Tampoco en la cena. Pero todo cambió.

Los novios y los invitados disfrutaban de la fiesta y de la música que Riki Rivera estaba tocando en directo. Al finalizar uno de los temas, el cantante anunciaba algo: "Esto aquí no ha acabado. Todavía hay una sorpresa maravillosa...". Y, de pronto, Cristobal Soria aparecía sorprendiendo a todos.

El reto de Cristóbal Soria a los jugadores

Los jugadores coreaban su nombre y los novios le agradecían su presencia. Soria comenzaba entonces su discurso: "Perdonadme un segundito, por favor. He venido porque Will y Sandra no se merecían otra cosa que no fuera estar aquí con ellos. Vosotros me habéis pedido que yo vuelva. Si realmente queréis que vuelva yo quiero pediros una cosa a cambio. El domingo tenemos un partido importante, sé que no nos jugamos nada, pero quiero que me demostréis que sois un equipo campeón, que se puede confiar en cada uno de vosotros y que ganemos. Quiero a todo el pueblo detrás de ustedes. De lo que pase el domingo depende mi continuidad en el Maribáñez".

Cristóbal les pedía que, si alguno creía en él, pusiera sus manos encima de la suya. Todos se unían en una piña y terminaban manteándole, abrazándole y bailando para celebrar.