La jornada laboral de Toñi empieza en un rincón de su cocina. Oculta su rostro y da un nombre falso porque teme perder el único trabajo que tiene si da la cara. Toñi cose zapatos en casa, desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche y a 2 euros la hora. “Lo único que podemos hacer es intentar vivir”, dice. Como ella hay aproximadamente 7.000 mujeres, que han creado una asociación después de ver el ejemplo de ‘las kellys’, las camareras de piso de Benidorm.