Cristina busca a un hombre con quien compartir su vida y no seguir despertándose sola cada mañana, pero nada más ver a Alfredo ha tenido claro que ese hombre no era para ella. Alfredo sin embargo, ha comenzado la cita contento pero poco a poco, la cosa se ha ido torciendo del todo.
Aunque no le gustaba en absoluto, Cristina ha hecho el esfuerzo de ser agradable y disfrutar de una buena cita, nunca se sabe dónde está escondido el amor, pero Alfredo no se lo ha puesto nada fácil. Él lo ha achacado a los nervios, pero la verdad es que no ha hablado casi nada y cuando lo hacía era para poner nerviosa a su cita.
Le ha preguntado las mismas cosas en varias ocasiones y ni aun así se ha quedado con las respuestas, le ha repetido hasta la saciedad que fumar es malo y que si no quería fumarse un cigarrillo en ese momento. Pero por si fuera poco, él ha decidido no pedirse postre para guardar la línea y cuándo Cristina estaba feliz degustando su tarta de queso, le ha dicho que debería tener cuidado porque eso engordaba mucho.
Cristina no daba crédito a lo que estaba pasando y le ha llegado a soltar un “me estás dando la cita”, pero él no parecía percatarse de nada. Ambos han tenido claro que como pareja no iban a llegar a ningún sitio, pero es que Cristina ha ido más allá y cuando Alfredo le ha propuesto quedar para tomar algo, ella ha dicho que ni como amigos.