Anaís y Ryuta, dos “sosos” muy “sosos” buscando el amor en ‘First Dates’: “Soy rara”

  • Anaís es una apasionada de la cultura asiática y su cita es un joven japonés

  • A Ryuta y a Anaís les entra la risa floja en el momento de la decisión final

A Anaís le gusta estar en casa y no sale si no le invitas a hacerlo “soy sosa, que quieres que te diga”. En el amor no le ha ido muy bien porque “soy rara, soy rara”. Nació en Londres y solo lleva unos meses viviendo en Madrid, pero habla perfectamente porque su madre es española y su padre colombiano. Soñaba con ser un CSI y ha estudiado la carrera de criminología “como soy introvertida, pensé ‘en este trabajo no me va a hablar nadie’”. Siente un interés especial por las culturas asiáticas.

Ryuta, su cita, se ha presentado en ‘First Dates’ como un tipo “muy soso y poco romántico”. Al verle, Anaís ha sentido que era guapo y ha notado que estaba muy nervioso. Él se ha sorprendido mucho al saber que su cita era de Londres porque tenía aspecto de ser asiática y ha querido saber por qué estaba en España “por año sabático”.

Ya sentados en la mesa, los solteros han ido poco a poco descubriéndose mutuamente. Anaís le ha contado que estaba en España viviendo con su abuela y él que vino a España hace siete años porque le gusta mucho el fútbol. Trabaja como representante de futbolistas japoneses y le gustaría llegar a formar un equipo mixto Japón-España, para ello ha empezado a conseguir dinero creando sus propios restaurantes.

A Anaís le ha parecido muy bien que su cita fuera un chico emprendedor y sobre todo, que fuera de Japón. Ella además de criminología, está estudiando para ser profe de inglés y le gustaría serlo también de coreano. Ryuta ha tenido claro que a su cita le gustaba la música K-pop y ella le ha confesado su pasión por la cultura asiática.

Los solteros han descubierto que ninguno era muy romántico y Ryuta le ha dicho que ella tenía rasgos asiáticos. El joven estaba encantado con la cita y ella parecía que también incluso, al llegar a la decisión final a los dos les han entrado los nervios y la risilla floja, pero Anaís le ha dicho que no había sentido la atracción que necesitaba. El japonés se lo ha tomado bien y le ha dicho que estaba invitada a visitar sus restaurantes cuando quisiera.