Sandra es tatuadora, tiene 34 años y se considera una mujer intensa e impulsiva. Su relación más larga ha sido de once años, estuvo casa y tuvo un niño. Tiene muy claro que busca a un hombre feminista y Benjamín podría encajar en ese perfil.
Él, como ella, también se dedica al mundo del tatuaje y se considera todo un romántico que tiene mucho amor que dar. Busca elegancia en una chica y, sobre todo, que le aporte un equilibrio a su vida.
Aunque los dos iban con muchas ganas de encontrar el amor, la cosa no ha empezado con muy bien pie. Nada más verlo entrar por el restaurante, ella lo ha reconocido, ya que había coincidido con él en el mismo tren.
“Lo he visto en el tren y ha sido la típica persona que te quedas mirando y no tienes nada en común. Encontrármelo aquí ha sido como: ‘no por favor”, decía. “Es la típica persona que carraspea y tira el mocarro en el tren y he dicho, por favor, que no sea él y, por favor, que si ha sido”, aseguraba la comensal del restaurante del amor.
No han empezado muy buen pie, pero es cierto que entre ellos ha habido muy buena sintonía. Han disfrutado de una cena de lo más agradable y, aunque han decidido marcharse por separado, sí que han coincidido en que quedarían como amigos en alguna ocasión.