El accidente de la M-30 fue una persecución a muy alta velocidad entre dos coches, dos conductores bajo los efectos de las drogas. Tras el choque, muere otro conductor que pasaba por allí. Finalmente, será un jurado popular quien juzgue a los dos acusados de matar al otro conductor. El impacto se lleva la vida de Juan Alfredo López, un médico de la Fundación Jiménez Díaz.
La audiencia provincial ha determinado que este accidente se trata de un homicidio doloso, es decir, los acusados se drogaron y condujeron a 170km/h en una zona en la que el límite eran 70km/h. Por lo tanto, los jueces consideran que los acusados eran conscientes de los peligros que acarreaba conducir a esa velocidad y bajo los efectos de las drogas.
Por lo que se puede apreciar en las cámaras de seguridad y lo que cuentan los testigos, uno de los conductores que provocó el brutal accidente se dio a la fuga. El otro trató de coger otro vehículo para escapar del lugar de los hechos. "Hay una persona implicada en el accidente que quiere que lo lleven en otro coche", afirmaba un testigo.
"Aquí hay una persona que no se mueve", dijo un testigo llamando al 112. Además, añadió: "Está inconsciente, está atrapado dentro del coche". El testigo aseguro a los servicios de emergencia que el hombre que estaba atrapado en el coche "estaba muy mal", refiriéndose a Juan Alfredo López, médico que murió en el accidente.
Dos horas después del siniestro vial, tras matar a un hombre, el conductor que no impacta y se da a la fuga, decide llamar a la policía. "Un coche me ha adelantado a 80 en primera ocasión, era como un gitano, nos ha seguido. Nos ha tirado mecheros. Nos ha increpado. Me ha rayado todo el lateral del coche. Yo he empezado a acelerar porque iba con mi pareja, me he asustado. Y él ha tenido un accidente. Pobrecita la persona con quien se haya dado. Me gustaría saber si están bien todas las personas", relata el kamikaze de la M-30.