Así vive un sordociego el Mundial de Brasil

Carlos, como casi todos los brasileños, vibra de pasión por su selección de fútbol. Pero no lo tiene fácil para enterarse de lo que está pasando a tiempo real. La culpa: su sordoceguera. Al menos hasta ahora. Gracias a sus amigos Hélio y Regiane, Carlos vivió la apertura como nunca antes había vivido el fútbol. Un terreno de juego táctil, alguna convención para comunicarle las faltas, las tarjetas, el número de cada jugador… y listo. Así de emocionante fue para Carlos, y así de emocionante es para todos.
