Una brasileña subasta su virginidad para comprarle una casa a su madre

cuatro.com 31/01/2018 07:36

Rosalie, originaria de Minas Gerais (Brasil), comenzó la subasta en 300.000 euros y, tras tres semanas, la cifra ha alcanzado los 500.000 euros. La puja estará en línea hasta mayo, momento en el que la joven espera que el valor alcance “los 850.000 euros”, lo que supondría “lo mejor” que le ha pasado en la vida.

Grandes dificultades financieras y problemas para pagar la comida en varias ocasiones” son las causas que han motivado a Pinho a buscar “caballeros con los que pasar la noche”, como aseguró al diario británico Daily Mail. La brasileña espera recaudar el dinero suficiente para mudarse a una ciudad más grande, comprarle una casa a su madre y pagarse las tasas universitarias, aunque sueña también con emprender su propio negocio para “vivir sin muchas preocupaciones financieras”.

Esta inexperta en las relaciones, que admite que el máximo contacto que ha tenido con el género masculino se limita “a unos pocos besos”, asegura que la idea de dormir por primera vez con un completo desconocido le “asustó”. Sin embargo, ahora prefiere perder su virginidad de esta manera que con un hombre que le “rompa el corazón”.

El candidato sólo ha de cumplir dos requisitos

El candidato “vencedor” solo tienen que cumplir dos criterios: “no tener una enfermedad venérea y, por supuesto, que sea amable conmigo en nuestra reunión”, mientras que a Pinho no le importa “la edad, la etnia, la apariencia, la religión, el gusto musical o cualquier otra cosa”.

La apariencia física de la chica es una incógnita, ya que no tiene perfiles en las redes sociales y se niega a ser fotografiada. “Me preocupa mucho más cómo mi decisión afectaría a mi familia que lo que la gente piense de mí porque estas opiniones no me ayudarán a resolver mis problemas”, afirma la joven.

“Vivimos en la era de la libertad sexual, es mi cuerpo, son mis reglas”, defiende Phino, alegando que la subasta de su virginidad se considera prostitución y esta práctica es legal en Brasil, por lo que no hay “nada malo” en lo que está haciendo.