Según Juanita Gómez declaró ante la policía de Oklahoma, desde el día anterior sospechaba que su hija Geneva, de 33 años, estaba poseída y que trató de “sacar el diablo del cuerpo de su hija” clavándole la cruz del medallón que llevaba la joven al cuello, pero que paró cuando vio como brotaba sangre de su cuello.
Para cuando llegó la policía, Juanita había lavado el cuerpo de su hija y lo había colocado en el suelo en forma de cruz y, sobre su pecho, había dejado un crucifijo. Fue ella misma quien reconoció el asesinato después de que la policía le preguntara por los moratones y heridas de sus brazos. La madre de la víctima también admitió haberle pegado varios puñetazos en la cara.
Actualmente, Juanita Gómez está cumpliendo una pena de cárcel por homicidio en primer grado, según recoge el diario 'Mirror'.