Las heridas en la cara de Gabriel reflejan una violencia desproporcionada
Malena Guerra
14/03/201816:03 h.- Ana Julia, la asesina confesa de Gabriel, pasa a disposición judicial
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A pesar de la edulcorada versión de lo ocurrido que dio Ana Julia Quezada a la Guardia Civil y de su desfachatez al asegurar que mató a Gabriel casi en defensa propia, la confesión presenta muchas contradicciones, sobre todo, con los resultados de la autopsia. El informe, al que ha tenido acceso informativos Telecinco, es una de las pruebas más contundentes de la premeditación y la alevosía porque reflejan un fuerte golpe lateral y heridas en la cara con una violencia desproporcionada.
Gabriel tiene un golpe fortísimo en el lateral de la cabeza que le provocó un traumatismo y le hizo perder el conocimiento. Con el niño noqueado, le asfixió con tal agresividad que las heridas que le dejó en la boca y la nariz parecían golpes que llegaron a confundir al forense que levantó el cadáver.
Con la estatura y el peso de su edad, ocho años, no pudo defenderse, no tenía restos de defensa en las uñas. No forcejeó. Fue atacado. Por eso la declaración de Ana Julia no es creíble para la Guardia Civil. Ella camufla el golpe en una discusión mientras el pequeño juega con el hacha. Más o menos dice esto, aunque no es una transcripción literal porque los abogados no han tenido copia de la diligencia.
"Me dijo tú no eres mi madre, no me mandas y no te quiero volver a ver nunca. Nos peleamos por el hacha, se la quité y al final con la rabia acabé asfixiándole, tapándole la nariz y la boca."
Los investigadores creen el día anterior había dejado el hacha y la pala preparadas. "Saqué el paquete de tabaco y me fumé un cigarro… No quería hacerle daño a Ángel así que cogí una pala y lo enterré".
Las marcas en las muñecas del niño delatan el arrastre con fuerza, por eso desnudó al pequeño para ocultar los restos biológicos que ella dejó inevitablemente en las prendas. "Al terminar me llevé la ropa a casa de la abuela y la escondí".
La ropa la tuvo en la vivienda hasta que puso la camiseta en el monte para despistar y el resto se lo llevó a unos contenedores de basura a 30 km.
En cualquier caso la preparación, la detención ilegal del niño al llevárselo con engaño y con fuerza probablemente, y la prevalencia de una mujer de 43 años sobre un niño, sin obviar la ascendencia por ser la novia del padre, son datos que abundan en la calificación de asesinato con prisión permanente revisable, que trata de evitar la detenida con su tesis del homicidio por una discusión, imposible con un pequeño de ocho años.