"Gano 1.300€ al mes por hacer trabajos de fin de grado para otros"

Rafael Sardiña 14/02/2018 07:23

“¿Desearías poder finalizar a tiempo tu Trabajo Fin de Grado o Máster?”, “¿crees que no llegas a tiempo a la resolución de tu trabajo final?”. Son solo algunos de los miles de anuncios que abundan en las páginas de compra y venta. Prometen confidencialidad, discreción, evitar los temidos plagios, rapidez y un aprobado garantizado.

El Plan Bolonia -implantado en las universidades españolas en 2010- se caracteriza por la adaptación y unificación de todos los criterios educativos entre todos los países miembros de la Unión Europea. Esto favorece al reconocimiento de los títulos en cualquier país europeo.

Desde su implantación en las aulas españolas, los alumnos están obligados a realizar un proyecto final -llamado Trabajo de Fin de Grado o Máster- para la obtención del título. Esto, junto con la precariedad laboral de los recién licenciados, ha favorecido a la proliferación de un mercado negro de compra y venta al por mayor de estos trabajos.

Aunque en su mayoría son profesionales particulares que se ofrecen a la realización de estos trabajos a cambio de una cantidad de dinero, en muchas ocasiones son auténticas bandas dedicadas a la venta de TFGs. Incluso existen empresas dedicadas a este negocio dado el auge que están viviendo en los últimos años por su popularidad entre los estudiantes.

Pero estos anuncios no solo proliferan en Internet, sino que las farolas y tablones de los campus universitarios están repletos de carteles anunciando estos servicios. "Somos un grupo multidisciplinar de profesores que te ayudarán a lograr tus sueños académicos", reza en muchos de ellos.

Sin embargo, la Red se ha convertido en su gran escaparate. Con una simple búsqueda, queda patente la multitud de opciones: “Licenciada en Derecho y Ciencias Políticas, se ofrece para realizar su TFG, para Derecho, Ciencias Políticas, Relaciones Laborales, Ciencias del Trabajo, Recursos Humanos y materias relacionadas con el derecho”, anuncia una particular en una conocida web de venta de productos.

María –nombre ficticio para no desvelar su identidad- es pedagoga terapéutica de profesión y se dedica plenamente a hacer Trabajos de Fin de Grado para terceros: “Tengo bastante experiencia en TFGs y aconsejo lo mejor que sé y puedo. Sé cómo se comportan los tutores y por ello aconsejo a los alumnos que muestren interés con ellos aunque sea por correo electrónico”, explica para evitar que los profesores descubran que no están realmente haciendo el trabajo.

Actualmente, está inmersa en la realización de tres proyectos finales, aunque asegura que en estas fechas aumenta la demanda por la cercanía del final de curso: “De aquí a un mes tendré más trabajos porque la gente apura el tiempo”.

El coste depende de la materia y de la fecha de entrega. Al solicitar un presupuesto para un TFG de Educación Primaria cuyo tema es “El TDAH en el aula y su influencia”, el precio que pide esta profesora es 420€, incluidas las correcciones que el tutor podría solicitar.

Uno de los temas que más preocupan a los demandantes de estos servicios es el plagio. Esta particular afirma que “te puedo meter el trabajo en un programa anti plagio. Yo tengo que pagar el software, por lo que el precio del proyecto sube 40€ más. Te mando vídeo para que veas con todo detalle que no es plagio”.

Susana (otro nombre ficticio para asegurar su anonimato) es profesora de inglés en activo, ofrece sus servicios en una conocida aplicación móvil de compra y venta de productos de segunda mano y explica por qué se ofrece a realizar TFGs para otros: “Esto lo hago para seguir investigando dentro de mi ámbito, aunque también para sacarme un sobresueldo”, declara.

Sin embargo, pese a ser una docente, no le supone un debate moral ayudar a alumnos a que realicen un fraude a la Universidad al presentar un proyecto del que ellos no han escrito ni una sola palabra: “Al fin y al cabo es un trabajo más de investigación, que no dice que una persona sea mejor que otra. Y si una persona es mediocre, se acabará descubriendo tarde o temprano”.

Esta joven, que actualmente ya no se ofrece para realizar TFGs por sobrecarga de trabajo, realiza una media de uno al mes, a un precio entre 1.000 y 1.600€, aunque “depende de las características”. Entre sus servicios también ofrece asesoramiento a los alumnos, ya que encargar un proyecto desde cero “es caro y no todos pueden permitírselo, y más siendo estudiantes”.

Ante la falta de escrúpulos de muchos que realizan estos trabajos sin apenas tener conocimiento de la materia en cuestión, Susana cuenta que su caso es diferente: “Los temas los tengo acotados a mi especialidad, no puedo ni creo que deba escribir sobre lo que no sé, aunque cualquier cosa la pueda encontrar en Internet”.

LAS UNIVERSIDADES, EN BUSCA DEL PLAGIO

Fuentes consultadas de la Universidad Rey Juan Carlos aseguran que “son conscientes de que, en los últimos tiempos, este problema se ha incrementado en la universidad española. Puede que por la presión de los altos precios en la matrícula o por la facilidad con la que se copian los documentos electrónicos”.

Por ello, “se ha implantado en el último curso una herramienta corporativa que almacena las memorias en digital”.

“La herramienta que utilizamos tiene el nombre comercial de UNICHECK y permite, en pocos minutos, comparar el documento digital del TFG con todos los que están en internet (wikipedia, TFGs previos, etc.) El profesor recibe un informe con el porcentaje de copia. Además se resaltan las frases copiadas (para detectar si son una parte sustancial del documento o "frases hechas")”, cuentan desde la Universidad.

La sanción para los alumnos que son “pillados” cometiendo este tipo de fraude es similar a copiar durante un examen: “El tratamiento de este tipo de fraudes es equivalente a la "copia" tradicional en una asignatura. En concreto, el tutor del TFG suspende al alumno en la convocatoria correspondiente, igual que le suspendería un profesor en caso de detectar una copia en un examen ordinario. Por lo tanto, en la mayoría de los casos, lo resuelve el tutor y no llega a los servicios centrales de la universidad, por lo que no podemos proporcionar una cifra exacta de dicho incremento”.

Por su parte, la Universidad Complutense de Madrid reconoce la dificultad para detectar este tipo de fraude ya que “esas empresas no reconocen que entregan el trabajo hecho, solo hablan de "tutorías" y "ayudas". De todas formas se puede detectar el fraude si el tribunal debate sobre ese trabajo con el estudiante”. Sin embargo, ante un caso como este, la sanción es clara: “Se pone un expediente disciplinario que puede desembocar en la expulsión”.