María Luisa, una de las 16 habitantes de Rañadorio, ha insistido en que no es profesional y que 'restauró' las tallas a petición del párroco y del resto de vecinos.
"Yo no soy profesional, simplemente las figuras estabas horrorosas y las quise pintar para ponerlas mejor", ha dicho a La Nueva España. De hecho, ha detallado, "las pinté como pude, con los colores que me parecieron, y a los vecinos les gustó".
En este sentido, los vecinos reconocen su esfuerzpo y valoran su trabajo. "Los colores son un poco chillones, pero antes estaban feas, sin forma, del color de la madera, y ahora están guapas. Además, ella lo costeó todo. La verdad es que trabajó, que se molestó... Y, oye, que también hay que saber", asegura uno de ellos al diario El Comercio.
Sin embargo, no todos opinan de la misma manera. Los profesionales se han mostrado en contra del trabajo realizado y han llevado el caso a la Fiscalía. Luis Saro, el último profesional que restauró estas tallas, ha calificado el resultado de "aberración" y la Asociacion Profesional de Conservadores y Restauradores de España también ha criticado el resultado en sus redes.
Hace siete años, Cecilia Gimenez, una vecina de la localidad de Borja (Zaragoza), 'restauró' el Ecce Homo sobre uno de los muros de la iglesia del Santuario de Misericordia y el resultado hizo que la iglesia terminase siendo un enclave turístico.
En el municipio salmantino de Peñaranda de Bracamonte un vecino, inexperto restaurador, trató de arreglar una talla del patrón del pueblo. Pero el resultado puso el grito en el cielo de los vecinos.
También el párroco de la Iglesia de San Miguel de la localidad navarra de Estella tuvo una idea con un resultado similar. Encargó la restauración de una escultura del siglo XVI a una empresa de manualidades y el resultado no fue exento de polémica.