Científicos descubren a Borisov, un cometa procedente del espacio exterior

  • Se convierte así en el segundo objeto interestelar tras ʻOumuamua

  • Está compuesto principalmente por hielo, polvo y rocas

  • Tiene un aspecto rojizo y su núcleo sólido tiene un radio de 1 kilómetro

El pasado 30 de agosto, Gennady Borisov, un astrónomo aficionado, descubrió un cometa desde el observatorio astrónomico MARGO, en Nauchnyy, Crimea. Inmediatamente comunicó el hallazgo a la Unión Astronómica Internacional, que estudió su órbita y confirmó su origen exosolar. De esta forma, el cometa, denominado 2I/Borisov en honor a su descubridor, se convierte en el segundo objeto interestelar que se detecta tras el descubrimiento de ʻOumuamua en noviembre de 2017.

Ahora, un equipo de astrónomos dirigido por Piotr Guzik de la Universidad Jagiellonian de Cracovia, Polonia, ha publicado en el último número de la revista Nature Astronomy las características de este cuerpo celeste.

El cometa está compuesto principalmente por hielo, polvo y rocas, tiene un aspecto rojizo y su núcleo sólido tiene un radio de aproximadamente un kilómetro. Al contrario que con ʻOumuamua , el cual no está claro si es un asteroide o no, con Borisov no hubo ninguna duda de que se trataba de un cometa.

Similares a los cometas solares

A pesar de que Borisov no naciera en el sistema solar, sus características son muy similares a las de los cometas que ya se conocían, en cuanto a color, tamaño y composición, pero difieren en el tipo de órbita.

“Los cometas del sistema solar, se mueven en órbitas elípticas alrededor del Sol. Esto implica que vuelven a verse periódicamente. Sin embargo, Borisov es un cometa interestelar. Esto significa que no viene de nuestro sistema solar y que su órbita es hiperbólica. Hasta diciembre de este año se irá acercando al Sol, pero después se alejará para no volver nunca más”, explica Inés Pastor Marazuela, investigadora de la Universidad de Ámsterdam y coautora del estudio.

El encuentro más cercano a la Tierra está previsto el 8 de diciembre y podrá ser observable hasta septiembre del 2020, lo que proporciona tiempo a los investigadores para adquirir un conjunto de datos aún más completo y preciso.