“Siempre fuimos muy cuidadosos no dejando cerca de ella a cualquiera que se viera en mal estado o no se hubiera lavado las manos”, han explicado en unas declaraciones recogidas por el Daily Mail. No obstante, la pequeña acabó contagiándose.
La pequeña comenzó a sufrir los primeros síntomas diez días después de nacer. Sus padres la llevaron al hospital después de que comenzara a perder peso repentinamente. Sin embargo, los médicos no diagnosticaron la dolencia hasta cuatro días después, cuando los riñones de la bebé fallaron, desarrolló una sepsis y entró en coma inducido. Finalmente, terminó falleciendo el pasado 13 de agosto.
La principal hipótesis que manejaron los médicos es que la pequeña había contraído el virus a través de un beso. Por ello, sus padres ahora advierten de que mucha gente ni siquiera es consciente de que tiene el virus, por lo que es muy fácil contagiarlo. Esta infección, que puede ser mortal para los bebes, tan solo provoca úlceras y llagas en los adultos.