Las pocas casas que quedan en pie también son imagen del desastre. Muchos han perdido sus negocios. Los daños materiales son innumerables, pero además, muchos han visto cómo se han desvanecido sus sueños.
Miles de personas encuentran refugio en polideportivos, donde voluntarios intentan distraer a los más pequeños. Para los mayores, abstraerse resulta imposible. La tragedia se ha llevado a más de 400 muertos, ha dejado más de 1.500 heridos y más de un centenar de desaparecidos; cifras que desgraciadamente pueden aumentar. La esperanza de encontrar más supervivientes se desvanece poco a poco.
Este año Indonesia ha registrado la cifra de fallecidos por desastres naturales más alta desde hace 14 años, cuando se registró el fatídico tsunami que se llevó la vida de 200.000 personas.
El Anak Krakatoa fue, según los expertos, el causante del terrible tsunami que ha devastado a las islas de Java y Sumatra. Sus escalofriantes efectos perviven entre los supervivientes, que con pánico piensan en la posibilidad de que nuevas olas mortales se ciernan sobre la región.
El Anak es 'el hijo del Krakatoa', un volcán que en 1883 costó la vida a más de 36.000 personas. Su impacto fue como 13.000 veces la bomba de Hiroshima.