El pasado 29 de octubre la mujer detenida acudió a una clínica privada chilena con sangrado profuso y septicemia, provocado por el parto que había tenido recientemente. El equipo sanitario alertó a la Fiscalía y atendió a la joven que había dado a luz de forma precaria.
Los equipos de emergencia acudieron a la vivienda de la joven, donde encontraron al bebé recién nacido, ya fallecido, debajo del colchón en la habitación, según Diario Centro. Esto provocó que comenzase la investigación, que desvela que la joven había dado luz unos días antes.
Los agentes acudieron a casa de los padres de la joven, quienes desconocían el embarazo de su hija. Iván Ortiz, jefe de la Brigada de Homicidios, ha asegurado que había píldoras junto al cadáver del fallecido, que eran para provocar el parto y las contracciones.
“Se trata de una mujer joven que ya tenía un hijo, de cinco años, y que ocultó su segundo embarazo a los padres, por miedo a que supuestamente la obligaran a abandonar ese domicilio o bien que le prohibieran ver al otro hijo que ella está criando. Ella oculta el embarazo, utilizando ropa ancha y polerones. Y tuvo al bebé en el baño de la casa”, ha declarado Ortiz.
Ante la ausencia de asistencia médica por parte de la joven, sufrió daños en su organismo que la obligaron a acudir al médico, donde se descubrió que había dado a luz recientemente. El bebé era un niño, nacido tras 41 semanas de gestación, que midió 53 centímetros y peso más de 3,1 kilogramos.
La autopsia desveló que el bebé no murió en el parto, sino que falleció por asfixia por estrangulación. Una de las teorías es que la madre lo asfixió con la manga de una de sus camisas, que enrolló en el cuello del bebé hasta que este dejó de respirar.