Bienvenidos a los Juegos Olímpicos más caros de la historia, han costado más de 36 millones de euros. La fiesta de Putin para mostrar al mundo el poderío de la Rusia moderna. Derroche difícil de creer con hoteles todavía sin terminar, con la ciudad aún patas arriba y con instalaciones tan surrealistas como retretes por parejas...Chapuzas a parte, los de Sochi son también los juegos de la psicosis antiterrorista. Recientes atentados y amenazas islamistas han disparado la alerta. Hasta la pasta de dientes es sospechosa de albergar explosivos. La ciudad está blindada.
Pero la madre de todas las polémicas es la ley rusa contra el colectivo gay, la que les prohíbe mostrar en público su homosexualidad. Las protestas contra la homofobia han dado la vuelta al mundo; hasta la delegación canadiense ha tomado partido con mucho humor eso sí. Los Juegos Olímpicos siempre han sido un poco gays, dicen en un vídeo. Por el contrario el abanderado español, el patinador Javier Fernández, ha pedido a los homosexuales que se corten, que hay que respetar las leyes del país. El aluvión de críticas le ha obligado después a pedir perdón en Twitter. Ya ven, polémica para rato y eso que Sochi solo acaba de empezar.