El barco Esperanza, de la organización Greenpeace, acaba de terminar la expedición más ambiciosa de su historia. Un año de viaje para comprobar la urgencia de un Tratado Global de los Océanos que iba a negociarse pero se detuvo por la pandemia. Océanos en peligro por el cambio climático y, también, por la mano del hombre y la pesca sin control en algunos mares.