Los pellets, la punta del iceberg del problema: 500.000 toneladas de plástico se vierten al mar cada año

  • El consumo de plásticos se ha cuadriplicado en los últimos 30 años y sólo el 9% de ellos se recicla

  • Cada semana ingerimos alrededor de cinco gramos de plástico, el equivalente a una tarjeta de crédito

  • Los pellets son la punta del iceberg del problema porque al mar llegan anualmente 500.000 toneladas de plástico

El problema de los pellets es sólo una manifestación más de una plaga que nos rodea: la de los plásticos. Aunque supuestamente llevamos tiempo concienciados, la realidad es otra. Su consumo se ha cuadruplicado en los últimos 30 años, según un informe de la OCDE, y únicamente el 9% se recicla.

El resto tarda en descomponerse unos 500 años si está al aire libre y el doble, hasta 1.000 años, si está en un lugar cerrado. Con vertidos de pellets o sin ellos, cada semana ingerimos alrededor de cinco gramos de plástico, el equivalente a una tarjeta de crédito, advierte un estudio de la ONG WWF.

Los pellets no se consideran mercancía peligrosa

Todos los expertos con los que hemos hablado coinciden en que los pellets son la punta del iceberg de un grave problema porque cada año acaban en el mar 500.000 toneladas de plástico. Según la Comisión Europea, 160.000 de esas toneladas vertidas son de dichas bolitas.

Los pellets son micropartículas de plástico que se funden para hacer productos más grandes. No están catalogados como mercancía peligrosa y por eso, en su producción y transporte, no se tratan con un cuidado especial.

Lo saben bien en una playa de Tarragona que está situada junto a la mayor fábrica de pellets en España. Rodrigo Castellví, activista de Good Karma Projects, asegura que "al no haber una normativa que regule este producto, se carga como un granel sólido en los camiones y en los barcos, como se podría tratar el pienso".

Las ONG piden que se consideren como mercancía peligrosa. Celia Ojeda, responsable de plásticos de Greenpeace, señala que "esto haría que los pellets fueran en unas bodegas mucho mejor guardados y resguardados y evitaríamos, al menos, que se pierdan contenedores en alta mar".

Es lo que, desgraciadamente, le ocurrió el pasado 8 de diciembre al buque 'Toconao', que vertió 26,3 toneladas de pellets en aguas portuguesas. Tanto la ONU como la Unión Europea están debatiendo cambiar las normas para evitar este tipo de accidentes.

Esas bolitas, de todas formas, no son el mayor problema porque representan aproximadamente entre el 6% y el 7% de los plásticos que llegan a las costas de Canarias. Peces y moluscos se los comen y, de ahí, los microplásticos terminan en nuestro cuerpo. 

También se han conseguido avances, subraya Ojeda, como es cobrar por las bolsas de plástico o eliminar los productos de un solo uso. Sin embargo, los expertos reclaman un cambio radical en nuestras costumbres. Mientras tanto, tienen esperanzas en el primer tratado internacional del plástico que está impulsando Naciones Unidas.

Por último, Ojeda advierte de que la solución propuesta hasta ahora era el reciclaje, "que no está funcionando". "Las empresas tienen que modificar su modelo de negocio e ir al rellenado", resalta. Los ecologistas concluyen que el único paso es reducir drásticamente su producción.