Steve Jobs retrasó su operación de cáncer de páncreas cuando aún era curable

cuatro.com 21/10/2011 10:27

El cofundador de Apple Steve Jobs rechazó someterse a una cirugía temprana para tratar el cáncer de páncreas que finalmente acabó con su vida, según su biógrafo oficial en el libro ‘Steve Jobs’ que sale el lunes a la venta. En la biografía también se cuentan anécdotas de la infancia y la adolescencia del fundador de Apple como lo poco que se duchaba, sus dietas macrobióticas o por qué se vestía siempre de la misma manera.

Walter Isaacson, el autor, concedió una entrevista al programa de CBS ‘60 Minutes’, cuyos extractos fueron difundidos este jueves y apuntan a que Jobs, que murió el pasado 5 de octubre a la edad de 56 años, le confesó que se arrepintió de la decisión de retrasar la operación. Isaacson explicó que los médicos comunicaron al cofundador de Apple que la enfermedad "pertenecía al 5 por ciento de los cánceres de páncreas que pueden ser curados".

"Pero Steve Jobs no fue operado de inmediato", afirmó. "Él intentó tratarse con una dieta. Acudió a terapias espirituales. Intentó varias formas de hacerlo mediante alimentos macrobióticos para no ser operado".

"Pronto todo el mundo le estaba diciendo, 'deja de intentar combatirlo con todas estas raíces y vegetales, simplemente opérate'", afirmó Isaacson. "Pero lo hizo 9 meses más tarde", agregó.

"Uno asume que fue muy tarde porque para el momento de la operación, ya que (los cirujanos) se dieron cuenta de que el mal se había extendido a los tejidos cercanos al páncreas", aseguró el autor.

Al ser preguntado sobre por qué Jobs rechazó inicialmente la operación, Isaacson afirmó: "Yo se lo pregunté y me respondió que no quería que su cuerpo fuera abierto. No quería ser violado de esa forma".

“Pensaba que si ignoras algo, si no quieres que algo exista, puedes lograr magia con la mente... Antes le había funcionado. Se arrepintió", cuenta el biógrafo.

"Él quería hablar sobre esto, sobre cuánto lo lamentaba", afirmó. "Yo creo que él sentía que debía haberse operado antes", agregó.

Jobs se sometió a una cirugía contra el cáncer de páncreas en 2004 y recibió un transplante de hígado en 2009.

La entrevista del programa ‘60 Minutes’ con Isaacson, quien mantuvo más de 40 encuentros con Jobs, el visionario y emprendedor tecnológico responsable del computador Macintosh, el iPod, el iPhone y el iPad, será emitida el domingo. Isaacson, presidente ejecutivo de la consultora Aspen Institute, también es autor de las biografías de personajes como Benjamin Franklin, Albert Einstein y Henry Kissinger.

El libro también recoge momentos en la vida de Jobs como su desligamiento de la cristiandad a los 13 años cuando vio imágenes de niños hambrientos en la portada de la revista 'Life'. Jobs nunca regresó a la iglesia, aunque sí estudió budismo Zen después.

Jobs revela en el libro que no quería ir a la universidad y que la única escuela para la que presentó una solicitud fue para Reed, una universidad privada cara en Portland, Oregon. Sus padres lo aceptaron, pero trataron de que no fuera. El les dijo que si no era ahí no iría a ninguna parte y terminó por ir, pero dejó la universidad en menos de un año después y nunca regresó.

Jobs tampoco fue un director general de empresa típico. El primer presidente de Apple, Mike Scott, fue contratado principalmente para conducir las acciones de Jobs, de entonces 22 años. Uno de los mayores proyectos de Scott era lograr que Jobs se duchara más a menudo, pero no lo consiguió.

En cuanto al LSD, en la biografía Jobs dice que "reforzó mi sentido de lo que es importante, crear grandes cosas en vez de hacer dinero, hacer que las cosas regresen al flujo de la historia y de la conciencia”.

Sobre su manera de vestir, con vaqueros, jersey negro de cuello vuelto y zapatillos grises, Jobs relata que lo decidió después de visitar la sede de Sony en Japón. Allí los empleados, incluido el presidente, llevaban un uniforme. Morita, el presidente del gigante asiático, le presentó a su diseñador, Issey Miyake. Jobs intentó que sus trabajadores en Palo Alto vistieran igual, con uniforme, pero sus colegas se negaron. Sin embargo, él se creó un uniforme para sí mismo. Cuando le preguntó a Miyake por los jerseys, el diseñador japonés le envió un centenar. Tenía su armario repleto de ellos. "Esto es lo que me pongo... Tengo suficientes para el resto de mi vida", le contó a su biógrafo.