La candidatura que más dinero gastará será Junts pel sí, que destinará 3,7 millones de euros que asumen las formaciones de CDC y ERC y que financiarán en un 90% con las aportaciones públicas y, el resto, con un crédito conjunto.
En el otro extremo se sitúa la otra lista independentista en esta campaña, la del CUP, que con 400.000 euros es la que menos dinero se gastará de entre las formaciones con representación en el Parlament.
Una cifra similar a la de la candidatura liderada por Lluís Rabell (Catalunya sí que es pot) cuyo presupuesto asciende a los 450.000 euros que se financiarán a través de microcréditos de particulares que irán de los 100 a los 10.000 euros y de los que ya han recaudado 60.00; y de lo que les corresponde por tener a ICV entre sus filas.
C's tiene un presupuesto de 900.000 euros para esta campaña de los que más de la mitad corresponden a fondos propios y el resto se obtendrá de un crédito bancario.
Los socialistas gastarán 1,6 millones de euros, un parte proviene de fondos propios y otra de un crédito que se avala con el anticipo que les corresponde en función de los votos que obtengan.
Los populares registraron el 4 de septiembre en la Sindicatura de Cuentas el gasto que van a realizar en campaña y que asciende a 2.426.219 euros, un trámite que deben seguir todos los partidos que se presenten a las elecciones.
Durante la campaña los catalanes recibirán de nuevo en sus casas la propaganda electoral de los partidos por separado y no de forma conjunta, ya que las formaciones, una vez más, no se han puesto de acuerdo para enviar este material en un mismo sobre, lo que se conoce como 'mailing único' y que les ahorraría sustancialmente los costes.
El envío de propaganda electoral supone uno de los gastos más elevados para las formaciones en una campaña electoral: por ejemplo Junts pel sí y PSC dedican 900.000 euros para hacer este envío a los ciudadanos.
La ley electoral catalana que se negoció en el Parlament durante esta legislatura incluía un artículo en el que se apostaba por el mailing único, lo que hubiera obligado a todos los partidos con representación en la Cámara catalana a enviar de forma conjunta la propaganda, pero la norma fracasó.
A finales de la legislatura, el Parlament aprobó una moción que instaba al Govern a coordinar el mailing único pese a que no se hubiera aprobado la ley electoral, y aunque que los partidos votaron a favor y hay un mandato de la Cámara catalana para hacerlo, finalmente cada uno mandará la propaganda por su cuenta, subiendo los costes de sus respectivos presupuestos de campaña.