Donald Trump usa peluquín

@Karl_Langas 29/05/2016 12:37

Demostrar que Trump miente hasta cuando habla de una cosa tan superficial como su cabellera no es, por tanto, tan frívolo como podría parecer. Y aunque la prensa estadounidense (la progresista y también la conservadora) ha despellejado hasta la última de las alucinógenas interpretaciones que el republicano hace de la realidad, nadie se había atrevido con su pelo… hasta ahora.

Gawker acaba de publicar un elaborado artículo de periodismo de investigación cuya conclusión les adelantábamos en el titular: Donald Trump usa peluquín. Para embarcarse en una empresa como esta, el blog convertido en medio no ha tenido que dejar su ética de lado porque ya venía sin ella de casa. Su lema es “el cotilleo de hoy es la noticia de mañana”. Para que se hagan una idea de hasta dónde llega su falta de escrúpulos, Gawker Media acaba de perder una millonaria demanda contra Hulk Hogan por publicar un vídeo en el que la estrella del Pressing Catch protagoniza una sesión de sexo sólo a la altura de las frases de Hector del Mar.

Pero aquí veníamos a hablar del gato persa con el que Trump cubre su calva. La investigación de Gawker parte de la pista proporcionada por una fuente anónima. Esta garganta profunda asegura que lo que lleva Trump no es un injerto, pero tampoco un peluquín, sino algo a medio camino entre ambas soluciones llamada ‘intervención de microcilindros’. Se trata de una técnica patentada por Ivari International, una clínica que casualmente tenía su sede neoyorquina en la planta de la Torre Trump que el propietario reserva para sus oficinas privadas. Tras analizar la patente, la exclusiva ‘intervención de microcilindros’ no es otra cosa que microextensiones de pelo que aparentemente no dejan rastro visible. Según los expertos consultados por Gawker, es algo muy parecido a esto.

Al parecer la ‘intevención de microcilindros’ es la mejor solución no quirúrgica contra la calvicie. Sólo tiene un pequeño inconveniente, el precio. El sofisticado peluquín ronda entre los 40 y los 60 mil dólares. Pero la inversión no acaba ahí. Como la melena fake va microscópicamente cosida al poco cabello de verdad que le queda al paciente, a medida que éste crece la costura debe ser retocada. Concretamente cada 6 semanas a 3 mil dólares el retoque. Lo mejor es que tanto en el vídeo como en el escuetísimo antes y después que Ivari cuelga en su página web, el movimiento ‘natural’ del pelazo resultante recuerda muy mucho al del candidato republicano.

Para añadir todavía más misterio al secreto mejor guardado de Donald Trump, resulta que el ‘doctor’ Ivari es un personaje tan oscuro como su presunto cliente predilecto. Casi todos los contactos proporcionados en su página web están desactualizados.

Es imposible localizarle, y mucho menos hablar con él. Sus problemas con el fisco californiano han provocado que las autoridades sanitarias le retirasen la licencia POR CUATRA VEZ desde que desembarcase en Estados Unidos en 1989. De hecho, ni siquiera está claro que se llame Edward.

Según una demanda impuesta en 2009 por un cliente descontento, Mohammad Ali Ivary es además sospechoso de desarrollar una larga retahíla de actividades cuando que rayan la ilegalidad tanto en Estados Unidos como en Oriente Próximo. ¡Un árabe! Buceando por su web, por ejemplo, junto a los microcilindros uno puede encontrar un servicio de business angel para financiar proyectos profesionales. Todo muy lógico para una clínica capilar. Por si todo esto fuera poco, resulta que Ivari ni siquiera es médico.

Pero, si es imposible contactar con él o con su clínica, ¿cómo accede a nuevos clientes? ¿De qué vive ahora el ‘doctor’? Puede que le baste con un solo cliente. Un cliente cuya visibilidad pública multiplique sus necesidades de retoques. Uno que, por ejemplo trabaje puerta con puerta, con tu clínica neoyorquina. Las evidencias parecen abrumadoas, pero si a estas alturas todavía no está convencido de que el pelo de Trump es igual de real que el de la Barbie, todavía nos guardamos un as bajo la manga. Entre aquí y compruébelo usted mismo.