Condena a 21 años y nueve meses de cárcel al pederasta confeso de los Maristas

Benítez fue juzgado por la sección 21 de la Audiencia de Barcelona por abusar sexualmente de cuatro menores en la escuela Hermanos Maristas Sants-Les Corts, aunque al menos otros diez alumnos más denunciaron los mismos hechos, que no llegaron a juicio porque su caso prescribió. La Fiscalía pedía para el pederasta confeso 22 años de prisión y 14 de inhabilitación por los cuatro abusos a menores, mientras que la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, que han ejercido la acusación popular, solicitaban 35 y 25 años de prisión, respectivamente.
El juicio de los Maristas ha sido un acontecimiento mediático. Reunía todas las condiciones para ello. El dolor de unas víctimas que aún no han superado los traumas de aquellos tiempos de abuso. La confesión entre lágrimas del acusado que intentó incluso saludar al padre de una de sus víctimas (este rehusó y solo le pidió le dijera la verdad) y un colegio en entredicho que se defendió de todas las acusaciones, pero del que Benítez reconoció haber recibido protección. El colegio siempre lo negó.
Algunas frases resuenan en la mente de todos a la hora de recordar las declaraciones en el juicio de Benítez. Joaquín Benítez: “Fue un impulso. Reconozco que le engañé. Fue engañado porque quería revisar cómo estaba”, como tampoco se olvida el modus operandi del pederasta. Todos los abusos empezaban de igual manera. Les hacía ir a un despacho del colegio, los tumbaba en un camilla y les daba "un masaje" que acababa en los genitales. A partir de ahí se suceden los tocamientos, los abusos sexuales que en un adulto serían considerados agresiones sexuales.
