La primera ilustradora medieval tenía los dientes azules

cuatro.com 10/01/2019 15:27

Durante la Edad Media europea, la alfabetización y los textos escritos fueron en gran medida el campo de las instituciones religiosas. Se crearon manuscritos ricamente ilustrados en monasterios para que los emplearan miembros de instituciones religiosas y la nobleza. Algunos de estos manuscritos iluminados fueron adornados con pinturas y pigmentos lujosos, incluyendo hojas de oro y azul ultramarino, un pigmento azul raro y caro hecho de piedra de lapislázuli.

Placa dental con pigmento azul

En un estudio publicado en 'Science Advances', un equipo internacional de investigadores dirigido por el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, en Alemania, y la Universidad de York, en Reino Unido, arrojó luz sobre el papel de las mujeres en la creación de estos manuscritos con un sorprendente descubrimiento: la identificación del pigmento de lapislázuli incrustado en la placa dental calcificada de una mujer de mediana edad enterrada en un pequeño monasterio de mujeres en Alemania alrededor del 1100 dC. Su análisis sugiere que la mujer fue probablemente una pintora de textos religiosos ricamente iluminados.

Como parte de un estudio que analiza el cálculo dental (sarro dental o placa dental que se fosiliza en los dientes durante la vida), los científicos examinaron los restos de personas que fueron enterradas en un cementerio medieval asociado con un monasterio de mujeres en el sitio de Dalheim, en Alemania.

Quedan pocos registros del monasterio y se desconoce la fecha exacta de su fundación, aunque una comunidad de mujeres puede haberse formado allí ya en el siglo X dC. Los primeros registros escritos conocidos del monasterio se remontan a 1244 dC. Se cree que el monasterio albergó a aproximadamente a 14 mujeres religiosas desde su fundación hasta su destrucción por fuego después de una serie de batallas del siglo XIV.

Tenía entre 45 y 60 años de edad

Se encontró que una mujer en el cementerio tenía numerosas manchas de pigmento azul incrustadas dentro de su cálculo dental. Tenía entre 45 a 60 años de edad cuando murió alrededor de 1000-1200 dC. No sufría patologías esqueléticas particulares, ni evidencia de trauma o infección. El único aspecto notable de sus restos fueron las partículas azules encontradas en sus dientes.

"Fue una gran sorpresa, ya que el cálculo se disolvió y soltó cientos de diminutas partículas azules", recuerda la coautora Anita Radini, de la Universidad de York. Un análisis cuidadoso utilizando varios métodos espectrográficos diferentes, incluida la espectroscopía de rayos X de dispersión de energía (SEM-EDS) y la espectroscopía micro-Raman, reveló que el pigmento azul se realizó a partir del lapislázuli.

"Examinamos muchos escenarios para ver cómo este mineral podría haberse incrustado en el cálculo de los dientes de esta mujer", explica Radini. "Sobre la base de la distribución del pigmento en su boca, llegamos a la conclusión de que el escenario más probable era que ella misma estaba pintando con el pigmento y lamiendo el extremo del pincel mientras pintaba", afirma la coautora Monica Mrom, del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia de la Humanidad.

El uso de pigmento ultramarino hecho de lapislázuli se reservó, junto con el oro y la plata, para los manuscritos más lujosos. "Solo a los escribas y pintores de habilidades excepcionales se les habría confiado su uso", dice Alison Beach, de la Universidad Estatal de Ohio, una historiadora del proyecto.

El descubrimiento inesperado de un pigmento tan valioso tan temprano y en la boca de una mujer del siglo XI en la Alemania rural no tiene precedentes. Aunque se sabe que Alemania ha sido un centro activo de producción de libros durante este periodo, identificar las contribuciones de las mujeres ha sido particularmente difícil.

Como signo de humildad, muchos escribas y pintores medievales no firmaron su trabajo, una práctica que se aplica especialmente a las mujeres. La baja visibilidad del trabajo de las mujeres en la producción de manuscritos ha llevado a muchos estudiosos modernos a suponer que las mujeres tuvieron poca participación en ello.

Una red comercial global

Los hallazgos de este estudio no solo desafían las creencias de larga duración en el campo, sino que también descubren una historia de vida individual. Los restos de la mujer eran originalmente un hallazgo relativamente corriente de un lugar relativamente poco notable, o eso parecía. Pero al usar estas técnicas, los investigadores pudieron descubrir una historia de vida verdaderamente notable.

"Estuvo conectada a una vasta red comercial global que se extiende desde las minas de Afganistán hasta su comunidad en la Alemania medieval a través de las metrópolis comerciales del Egipto islámico y la Constantinopla bizantina. La creciente economía de Europa en el siglo XI disparó la demanda del precioso y exquisito pigmento que viajó miles de millas a través de caravanas y barcos mercantes para servir a la ambición creativa de esta artista", explica el historiador y coautor Michael McCormick, de la Universidad de Harvard (Estados Unidos).

"Aquí tenemos pruebas directas de una mujer, no solo que pintaba, sino que pintaba con un pigmento muy raro y costoso, y en un lugar muy apartado", explica Christina Warinner, del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana y autor principal sobre del artículo. "La historia de esta mujer podría haber permanecido oculta para siempre sin el uso de estas técnicas. Me hace preguntarme cuántos artistas podríamos encontrar en los cementerios medievales, solo con mirar", concluye.