Descubren el segundo exoplaneta más cercano a la Tierra, a tan solo 6 años luz

cuatro.com 14/11/2018 20:49

El descubrimiento, dado a conocer en un artículo publicado este miércoles en la revista 'Nature', ha sido posible gracias a una de las campañas de observación más grande realizada hasta la fecha, en la que científicos han utilizado datos de una decena de telescopios de todo el mundo.

Además, es el resultado de los proyectos Red Dots y CARMENES --instrumento del Observatorio de Calar Alto, en Almería--, cuya búsqueda de planetas rocosos locales ya descubrió el mundo Próxima b orbitando a la estrella vecina más cercana, Próxima Centauri. Ahora, este nuevo exoplaneta descubierto, al que han denominado Barnard b, es el segundo exoplaneta conocido más cercano a la Tierra.

Los datos obtenidos indican que el planeta podría ser una supertierra, tiene una masa de al menos 3,2 veces la de la Tierra, y orbita a su estrella anfitriona en aproximadamente 233 días. La estrella de Barnard, la estrella que alberga al planeta, es una enana roja, una estrella fría, de baja masa, que ilumina de forma muy débil a este mundo recién descubierto. La luz de la estrella de Barnard proporciona a su planeta sólo el 2% de la energía que recibe la Tierra del Sol.

A pesar de estar relativamente cerca de su estrella, a una distancia de sólo 0,4 veces la que separa al Sol de la Tierra, el exoplaneta se encuentra cerca de la línea de nieve, la región donde compuestos volátiles como el agua pueden condensarse en hielo sólido. Este mundo helado y de sombra podría tener una temperatura de -170 grados Centígrados, haciéndolo inhóspito para la vida.

Llamada así por el astrónomo E. E. Barnard, la estrella de Barnard es la estrella única más cercana al Sol. Mientras que la estrella en sí misma es antigua (tiene probablemente dos veces la edad del Sol), y relativamente inactiva, también es la estrella con el movimiento aparente más rápido del cielo.

Las supertierras son el tipo más común de planeta de los que se forman alrededor de las estrellas de baja masa como la estrella de Barnard, otorgando credibilidad a este candidato planetario recién descubierto. Por otra parte, las teorías actuales de formación planetaria predicen que la línea de nieve es el lugar ideal para la formación de estos planetas. Las búsquedas anteriores de un planeta alrededor de estrella de Barnard han tenido resultados decepcionantes, pero este reciente avance ha sido posible combinando las mediciones de varios instrumentos de alta precisión montados en telescopios de todo el mundo.

"Tras un cuidadosos análisis, estamos convencidos al 99% de que el planeta está allí", afirma el científico que lidera el equipo, Ignasi Ribas, del Instituto de Estudios espaciales de Cataluña e Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC. "Sin embargo, vamos a seguir observando esta veloz estrella para excluir posibles, pero improbables, variaciones naturales de la luminosidad estelar que puedan confundirse con un planeta", añade.

Entre los instrumentos utilizados están el cazador de planetas HARPS y el espectrógrafo UVES, ambos del Observatorio Europeo Austral (ESO). "HARPS desempeñó un papel vital en este proyecto. Se combinaron datos de archivo de otros equipos con medidas nuevas y superpuestas de la estrella de Barnard de diferentes instalaciones", comenta Guillem Anglada Escudé, de la Universidad Queen Mary de Londres, científico que colidera el equipo que ha obtenido estos resultados y que es, además, quien dirigió el equipo de astrónomos que descubrió el sistema Alfa Centauri (la estrella Próxima Centauri y el planeta Próxima b).

Los astrónomos utilizaron el efecto Doppler para detectar al candidato a exoplaneta. Mientras el planeta orbita a la estrella, su atracción gravitatoria hace que la estrella sufra un bamboleo. Cuando la estrella se aleja de la Tierra, su espectro se desplaza al rojo (hacia longitudes de onda más largas). Del mismo modo, la luz de la estrella se desplaza hacia longitudes de onda más cortas, más azules, cuando la estrella se mueve hacia la Tierra.

Los astrónomos aprovechan este efecto para medir con asombrosa exactitud los cambios en la velocidad de una estrella debidos a un exoplaneta que orbita. HARPS puede detectar cambios en la velocidad de la estrella tan pequeño como 3,5 kilómetros por hora. Esta técnica de búsqueda de exoplanetas se conoce como el método de velocidad radial y nunca antes se había utilizado para detectar un exoplaneta tipo supertierra en una órbita tan grande alrededor de su estrella.

"Hemos utilizado observaciones de siete instrumentos diferentes, que abarcan 20 años de mediciones, haciendo de este uno de los conjuntos de datos más grande y más extenso usado para estudios precisos de velocidad radial", explica Ribas.

Se hicieron hasta 771 mediciones y ya se han puesto en marcha observaciones de seguimiento en distintos observatorios de todo el mundo, según concluye Anglada-Escudé.