El CO2 del suelo permanentemente helado puede poner en riesgo las emisiones de París

EFE/Noticias Cuatro 18/09/2018 19:54

El estudio realizado por investigadores del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA) de Viena, ha tenido en cuenta por primera vez la liberación de carbono del permafrost en los cálculos de límites de emisiones para cumplir con los objetivos de París.

El permafrost es la parte profunda del suelo de las regiones frías del planeta que está permanentemente helada. Rara vez se considera en las proyecciones sobre el avance del calentamiento global, pero el permafrost es un gran reservorio de carbono.

Su capa superior, también conocida como activa, se descongela periódicamente durante el verano y en los últimos años se ha ido expandiendo de manera gradual debido al aumento global de las temperaturas. El deshielo de una mayor superficie de permafrost implica la liberación de más carbono, tal como alertan los autores del estudio.

La liberación de ese carbono del permafrost "sin duda disminuirá la cantidad de CO2 que podemos emitir para permanecer por debajo de un cierto nivel de calentamiento global", subrayó Thomas Gasser, investigador del Programa de Administración y Servicios de Ecosistemas del IIASA y autor principal del estudio.

Además, se trata de "un proceso irreversible" y pone a prueba, de acuerdo con Gasser, la aproximación tradicional sobre el cambio climático, que se basa en la suposición de una relación lineal entre el aumento de la temperatura global y las emisiones acumuladas de CO2 debidas a la actividad humana.

Los responsables de planear y ejecutar políticas climáticas "deberían entender que no existe una proporcionalidad elemental entre las emisiones acumuladas de CO2 debidas a la actividad humana y la temperatura global, como se creía anteriormente", señaló Gasser.

El Acuerdo de París, adoptado en diciembre de 2015, tiene como objetivo evitar que el incremento de la temperatura media global del planeta supere a finales de siglo los 2 grados centígrados respecto a los niveles preindustriales.

También busca promover esfuerzos adicionales que hagan posible que el calentamiento global no supere los 1,5 grados.

Para ello, los países firmantes se han comprometido con metas de reducción de emisiones contaminantes que se irán revisando y volviéndose más ambiciosas con el paso de los años.