Acusan de infanticidio a dos médicos de Kazajistán por detectar que un recién nacido había sido enviado a la morgue pero seguía vivo y no hacer nada por salvarle la vida. El bebé murió en la cámara frigorífica.
Los médicos comunicaron a los padres que el bebé había fallecido durante el parto e hicieron el papeleo oportuno. No obstante, cuando bajaron el cuerpo a la morgue se dieron cuenta de que el recién nacido había movido una pierna, en vez de tomar medidas urgentes decidieron dejarlo ahí "porque en la base de datos del hospital ya aparecía como muerto" y murió en la cámara.
El hecho fue descubierto porque uno de los médicos tenía el teléfono pinchado al estar siendo investigado por un posible caso de soborno. En una llamada aseguró que lo hicieron para "ahorrarse el papeleo". Era sospechoso de utilizar a funcionarios para encubrir errores médicos y obtener así lujosas vacaciones en el extranjero.
Actualmente, están detenidos en espera de una investigación.