A la cabeza de la protesta se encontraban activistas de Greenpeace, que cuestionaron la seguridad del transporte por mar desde Francia de los residuos, procedentes originalmente de un reactor australiano y enviados a Europa para ser procesados.
Los residuos se encuentran ahora encerrados en un contenedor de cristal con una cubierta de protección reforzada que ha llegado a bordo del barco 'BBC Shangái' entre fuertes medidas de seguridad.
La descarga, que también será investigada por Greenpeace, tendrá lugar en el reactor de Lucas Heights, en Sídney, su lugar de procedencia original, hasta que las autoridades construyan un almacén permanente de residuos.