Iker Jiménez ha querido romper una lanza a favor de esos periodistas que se alejan de las teorías convencionales y se atreven a indagar a fondo en los temas. Es el caso de Fernando Múgica, fallecido el pasado mes de mayo, que tenía claro que no existía una autoría clara sobre el 11-M y que había habido una especie de gran conspiración y que nada era como nos contaban.