Aldo Linares se queda helado con la extraña presencia que vaga por una granja de perdices

  • 'Cuarto Milenio' se desplaza hasta una granja de perdices en Ávila

  • La dueña de la granja y los trabajadores aseguran que han visto una presencia extraña

  • Aldo Linares se desplaza hasta la granja para descubrir quién es esa persona

‘Cuarto Milenio’ se desplaza a una granja situada en Álava. Un lugar que se dedica a la cría de perdices y donde, desde hace algún tiempo, está ocurriendo un fenómeno paranormal que tiene en vilo a la dueña del establecimiento y a los operarios.

Un día, mientras Azucena, la dueña de la granja, estaba limpiando, vio como un hombre se quedaba mirándola fijamente. Ella no sabía quién era y, cuando fue tras él, vio cómo se esfumaba y desaparecía en la nada.

Tiempo después, fue a tomar algo a un bar del pueblo y vio una fotografía del hombre a quien había visto. Cuando preguntó por él, el camarero le dijo que esa persona llevaba tiempo muerta y que era el dueño que había creado la granja.

Varios empleados de la finca han visto a ese señor en varias ocasiones y, para lograr entender un poco más ese fenómeno paranormal y descubrir si es cierto que hay una presencia misteriosa, Aldo Linares se ha desplazado hasta el lugar de los hechos.

La percepción de Aldo Linares en la granja

Por primera vez, el programa ha hecho un experimento con el experto en parapsicología. Para comprobar si era cierto que había una presencia extraña, le han puesto diez imágenes de diez personas diferentes, para que Aldo viera si alguna coincidía con el ente que vagaba por la granja.

Al ver una de las imágenes, Aldo Linares lo ha tenido claro. Se ha quedado ‘helado’ y ha sentido un frío repentino al hablar de él. Después de ver las fotografías, el experto ha dado un paseo por la granja para averiguar la intención de ese ser.

Explicaba a ‘Cuarto Milenio’ que era una persona que vagaba por el establecimiento y que tenía mucho interés por saber qué ocurría dentro de una caravana que había aparcada en el interior de la finca. Una caravana en la que viven los trabajadores.

Azucena, la dueña, explica que en el interior de esa caravana es donde ellos llevan toda la contabilidad del establecimiento. Aldo Linares cuenta que podía ver cómo ese hombre estaba interesado en saber cuánto había costado la finca que él mismo construyó.