Iker Jiménez se emociona escuchando al padre de Ignacio Echeverría: "Mi hijo murió en paz"

  • Ignacio Echeverría, el héroe del monopatín, fue asesinado en 2017 en los atentados terroristas de Londres

En junio de 2017 Ignacio Echeverría fue asesinado durante los ataques de Londres tras enfrentarse a uno de los terroristas que pretendían causar el mayor número de víctimas posibles. Ignacio, o 'el héroe del monopatín', pagó con su vida salvar la de otras cuatro personas que estaban siendo atacadas. Ignacio bajó de su bici y la emprendió a golpes contra los terroristas con la simple ayuda de su monopatín.

Ahora, tres años después del terrible suceso, el padre de Ignacio visita 'Cuarto milenio' para homenajear a su hijo y para contarnos quién era realmente este joven gallego que no dudó un instante en enfrentarse al horror para ayudar a los demás.

Joaquín ha relatado cómo fueron verdaderamente los últimos instantes de su hijo antes de ser asesinado por uno de los terroristas del ataque a Londres:

"Ignacio se bajó de la bicicleta en la que iba en cuanto vio lo que allí sucedía y se metió en la 'pelea' (…) Me cuentan que Ignacio golpeó con el monopatín a dos terroristas, él estaba solo enfrente de dos terroristas y con un tercero en el suelo apuñalando a una pareja (…) Entonces este tercer terrorista se levanta e Ignacio se encuentra solo con los tres terroristas, lo rodean y lo apuñalan por la espalda, se cae al suelo (…) Estando malherido en el suelo el tercero se agacha y lo apuñala otra vez (…) La pareja que estaba en el suelo siendo apuñalada se salvó".

El destino de mi hijo era ir al cielo, y allí debe estar

Joaquín Echeverría ha explicado que su hijo Ignacio era un chico normal, un chico que no destacaba especialmente pero que sí tenía un tesón y una fuerza de voluntad que le hacían grande: "Tenía mucho mérito, sin tener ninguna habilidad especial tenía un gran coraje que le hacía levantarse y seguir intentándolo".

Joaquín ha recordado el durísimo momento en el que tuvo que reconocer el cuerpo de su hijo y ha explicado con gran entereza que lo que más le preocupaba era que pudiera estar malherido sufriendo: "Al principio no sabía si estaba malherido pasando sufrimiento, cuando ya supe que estaba muerto entendí que ya no sufría (…) Cuando vi el cadáver de mi hijo vi una expresión preocupada pero no desesperada, vi el cuerpo de una persona que murió bien, en paz, y eso también me dio paz a mí".