Nacido para matar: la escalofriante historia de Pedrinho Matador, el justiciero brasileño

  • Pedro Rodríguez Filho protagoniza esta semana ‘La voz de las sombras’

  • Pedrinho Matador se convirtió en el asesino más famoso de Brasil en los años 70

  • Solo durante su estancia en prisión acabó con la vida de 45 presos: “Aseguraba que eran asesinos de mujeres y niños”

Un joven de no más de 15 años camina por una calle de un suburbio de Brasil. Es uno de los conocidos como niños de la calle y se llama Pedro Rodríguez Filho. A este chico se le conoció con el sobrenombre de Pedrinho Matador, un joven que no dudaba en pegar un tiro al que se atreviese a trapichear en su zona. Comienzan los años setenta y es un momento tremendamente complicado para estos jóvenes alejados de la sociedad en Brasil.

Pedrinho era un perfecto luchador callejero y su leyenda poco a poco se iba agrandando hasta que un fatídico día su compañera aparece desangrada, la habían acuchillado hasta la muerte. Acto seguido, lo que hizo este joven que no llegaba a los 18 años fue presentarse en la boda del que creía que había matado a su novia y vaciar su pistola.

Con el tiempo, Pedrinho Matador se da cuenta que no es fácil controlar a su grupo y que algunos se empiezan a revelar contra él, entiende que no siendo ni más fuerte ni más alto que los demás tiene que valerse del temor para mantener su poder en las calles de Río. Cuando Pedrinho entró en prisión por primera vez ya había matado a más de 40 personas.

Pedrinho Matador iba en un furgón policial camino a la prisión, esposado, pero aun así, este joven asesino logra dar muerte a golpes al preso que iba con él el asiento, un chico no mucho mayor que él que había cometido el error de mirarle. Aquí se demuestra el tipo de ira, de violencia que tenía dentro este hombre, ¿qué pasaba en su circuito cerebral? Se comienza a hablar del cromosoma del asesino…

Pedrinho Matador se pasó años en prisión y muchas de las horas que estuvo allí lo hizo como Hannibal Lecter, atado y con la boca amordazada, como si se tratase de un verdadero depredador.