Ella tiene la carrera de Comunicación Audiovisual pero no se sentía cómoda en la ciudad. Por eso, cuando conoció a Alejandro, no dudó ni un segundo en dejarlo todo para irse a vivir con él a Abejar. Allí disfrutan de la vida rural que querían, se dedican al pastoreo y están formando una familia: "Aquí no hay nadie, eso es lo bueno. Así no discutes con nadie", confiesan. "Fuimos una noche a Soria al cine… a ná", dice él cuando cuenta su experiencia en la ciudad, algo que le agobió en exceso.