Análisis de Curse of the Sea Rats, un fabuloso ‘ratoidvania’ para pasarlo pirata

  • Los españoles Petoons lanzan este fantástico metroidvania protagonizado por ratas piratas

  • Un título con un extraordinario apartado artístico y mucha personalidad

  • Un juego desafiante pero cuya dificultad puede compartirse con amigos

La producción de juegos independientes en España está dándonos muchas alegrías, con lanzamientos de mucha calidad que dejan claro el tremendo talento que hay en nuestro país. Pero, de todos los títulos que sabíamos que iban a llegar este año a uno en concreto le teníamos muchas ganas: Curse of the Sea Rats, un metroidvania muy especial creado por Petoons Studios, una desarrolladora experta en animación y contenidos familiares e infantiles, que ya ha triunfado con varios juegos de la popular franquicia Peppa Pig.

Pero con Curse of the Sea Rats se han marcado un auténtico juegazo. Un metroidvania profundo, adictivo y exigente que puede disfrutarse solo o con hasta tres colegas y que cuenta con un apartado artístico extraordinario. Y es que los personajes y fondos del juego están dibujados a mano y todas las animaciones 2D están desarrolladas de manera tradicional, como en la animación clásica, dibujados sus frames a mano fotograma a fotograma, lo que le da a todo el juego el aspecto y viveza de una peli clásica de animación, inspirado según aseguran sus creadores, en las películas de Disney de los 80 y 90.

El resultado es un fabuloso videojuego que mezcla aventuras, plataformas y muchos combates y que que se ambienta en el siglo XVIII, poniéndonos en la piel de cuatro héroes transformados en ratas por una malvada bruja pirata. Una historia apasionante cargada de humor, llena de referencias a la cultura popular y los videojuegos clásicos. Con unos personajes cargados de carisma y una decena de horas para explorar, morir un millar de veces y recolectar tesoros por cada rincón de su intrincado mapeado. Una experiencia divertida, variada y desafiante que nos hará explorar un vasto mundo lleno de secretos, enemigos y jefes finales muy chungos.

Las ratas son las primeras en abandonar el barco

Sin duda, uno de los aspectos que hacen único a este título son sus personajes. Nuestros héroes son un puñado de colonos rebeldes americanos que han sido apresados por la corona británica y que van en un barco camino de Londres donde serán juzgados y, seguramente, acabarán colgando de una soga. Pero antes de terminar la travesía, frente a las costas de Irlanda, toda la tripulación es hechizada por la malvada pirata Flora Burn, una de las prisioneras, y todo hombre a bordo se convierte en rata. El barco encalla en los acantilados irlandeses y la bruja huye llevándose con ella al hijo del capitán, el almirante Benjamin Blacksmith.

Los cuatro héroes del juego, cuatro intrépidos piratas ahora transformados en ratas, aceptan el trato que les ofrece el almirante: la libertad a cambio de devolverle sano y salvo a su hijo. Afortunadamente, contarán con algo de ayuda sobrenatural: la mitad del talismán mágico con el que la pirata lanzó el hechizo, lo que les dará acceso a algo de magia muy útil y la ayuda de un espectro que nos ayudará a utilizarla (además de acceso a los puntos de guardado, cambio de personaje y aumento de habilidades). Y con esta premisa, nos ponemos en camino eligiendo héroe entre los cuatro personajes, muy distintos entre sí:    

  • David Douglas es un colono americano que recientemente se había unido al ejército continental para combatir a la corona británica. Es el personaje más equilibrado y versátil, aunque sin destacar mucho en nada, capaz de usar una espada y un mosquete con decisión.
  • Buffalo Calf, una guerrera Cheyenne que fue apresada mientras liberaba a los caballos de un destacamento de soldados ingleses. Es ideal para ataques a distancia y en el aire, aunque tampoco es manca en las distancias cortas.
  • Akane Yamakawa: una samurái japonesa que estaba cumpliendo una misión en América cuando cayó apresada por los ingleses. Es la personaje más rápida y ágil, experta en el combate cuerpo a cuerpo con su katana y sus shurikens.
  • Bussa: un esclavo fugitivo de la isla de Barbados, fue liberado por Douglas y se unió a su tripulación como cocinero. Es el personaje más fuerte y resistente, el tanque del grupo, que usa su enorme cuchillo y su sartén como armas.

Pero, aunque juguemos solos, no estaremos siempre atados a un personaje, sino que podremos cambiar entre los cuatro a voluntad, en los distintos puntos de guardado del juego. Eso sí, a principio es recomendable cogerle el punto a uno de ellos y subirlo de nivel lo suficiente para conseguir unas cuantas habilidades que nos hagan el juego más asequible. Ten en cuenta que cada personaje tiene su árbol de habilidad propio y sus propias habilidades y magias. Ver hasta donde podemos llevar a cada uno de los cuatro personajes y disfrutar de todas sus habilidades y mejoras es uno de los alicantes del juego, sin duda.

El juego, en su modo solitario es algo difícil, sobre todo en los primeros compases. Cuando los héroes están ‘pelados’ de habilidades y armas se hace un poco cuesta arriba, sobre todo con alguno de los primeros jefes finales. Pero en cuanto cambiamos oro por mejoras y armas y energía espiritual por habilidades, la cosa va cambiando. No hay un selector de dificultad den el juego, así que hay que acostumbrarse a morir y a volver a la lucha unas cuantas veces. Eso sí, el modo para varios jugadores en cooperativo local hace que la dificultad baje considerablemente. Y es que los enemigos son iguales ante un jugador que ante cuatro.

Un 'ratoidvania' redondo y cargado de detalles

La mezcla de la historia, lo carismático de sus personajes y la jugabilidad fluida y dinámica consiguen enganchar. Como buen metroidvania, es un juego que siempre te pide echar ‘cinco minutitos más’. Morir y levantarse para volver a buscar tesoros en ese trozo de mapa inexplorado o para enfrentarse con ganas y habilidades renovadas al jefe final de turno es una delicia en este juego. Aunque nos hemos pegado con algunos tiempos de carga algo extensos entre secciones del mapa (al menos en la versión de Nintendo Switch que hemos jugado).

Como ya hemos dicho, el apartado gráfico y artístico del juego es una auténtica joya. Los dibujos a mano y las animaciones y sprites creados de forma artesanal otorgan al juego ese aspecto de animación clásica que es maravilloso. Y acompañado de una fabulosa, aunque triste y nostálgica, banda sonora. Las voces del juego están en inglés, con un doblaje fabuloso, y podemos leer subtítulos en castellano.

En definitiva…

Curse of the Sea Rats es un juego que demuestra el talento y la creatividad de sus desarrolladores y que entra por lo ojos desde el primer momento, para después ofrecernos un título adictivo que encantará a los amantes del género. Es un homenaje a los juegos clásicos, pero con una personalidad propia y una estética única. Una aventura redonda que llega a todas las plataformas.