Luis Rojas Marcos, a Risto: "Los españoles nos hemos hecho adictos a la queja"

Cuatro.com 08/06/2014 22:35

Risto Mejide: Imagínate que soy los 47 millones de españoles, ¿qué nos pasa doctor?

Luis Rojas Marcos: A los españoles nos pasa que nos hemos hecho adictos a la queja. Vamos por el mundo quejándonos y eso habría que intentar cambiarlo.

Risto Mejide: Con el porcentaje de paro, con los políticos corruptos, con las crisis instituticonal, con el descrédito del sistema judicial... ¿Nos podemos quejar, no?

Luis Rojas Marcos: Todos nos podemos quejar de algo. A todos nos duele algo o vemos a un ser humano y por la compasión uno sufre. Sin embargo, estamos hablando de la manía de enfocar solamente el aspecto negativo y está mal visto el hablar de lo positivo. No hay que negar los problemas pero vamos a no negar lo bueno que hay en nuestra vida.

Risto Mejide: ¿Qué es lo bueno que tenemos en nuestra vida?

Luis Rojas Marcos: La juventud española es una juventud increíblemente sensible y comprometida con el mundo y los problemas sociales. Es una juventud curiosa, inteligente y pacífica.

Risto Mejide: Tú también has sido joven. También has estado en España y con 23 años decides largarte allí. ¿Por qué?

Luis Rojas Marcos: Estaba en un ambiente de dictadura, de opresión. Era una opresión que empapaba el colegio, la sociedad e incluso a mi familia. Mi padre era de derechas y mi hermano era lo opuesto. Era una tensión continua. Ellos la llevaban bien pero a mí me dolía el estómago. Muchas discusiones.

Risto Mejide: Eso les pasa a todas las familias españolas.

Luis Rojas Marcos: Yo era un niño nervioso. Un día llegué a casa con una herida tras caerme y mi padre me dio una torta para que así aprendiese.

Risto Mejide: Ahora no se les puede tocar.

Luis Rojas Marcos: Ahora hay más conciencia de lo que significa dar apoyo a los niños, tener compasión hacia ellos.

Risto Mejide: Nos hemos pasado un poco porque un cachete bien dado... ¡A mí me lo han dado y lo agradeceré toda la vida!

Luis Rojas Marcos: No creo en el castigo físico. Es una humillación.

Risto Mejide: ¡Castigo físico suena muy heavy!

Luis Rojas Marcos: Yo recuerdo el 'te voy a dar una paliza'.

Risto Mejide: ¡Eso no!

Luis Rojas Marcos: A mí me lo han dicho y lo llevaba mejor porque a mis amigos les pasaba también.

Risto Mejide: ¿Cómo se supera eso?

Luis Rojas Marcos: Ayuda el que no te pase a ti solo. Identificarte con el grupo ayuda. En segundo lugar, entras en el mundo de la comprensión. "Mi padre no lo hacía porque me odiaba si no porque él pensaba que era lo mejor". Empiezas a tratar de entender y a disculparle. No es fácil. Eso tuvo un impacto en la propia imagen que tengo de mi padre. ¡Esto no se lo he contado a nadie! Es mi propia terapia.

Risto Mejide: ¡Terapia a un psiquiatra!

Luis Rojas Marcos: Sí. En parte, fue la idea que yo tenía de que fuera me iba a sentir mejor. Y funcionó.

Risto Mejide: A ti, huir te sirvió. Aquello que dicen que no hay que hacer porque si no no te enfrentas a los problemas y eres un cobarde...

Luis Rojas Marcos: Me sirvió. Al huir, te enfrentas a otros problemas. No huyes de los retos. Me vino bien. Me ayudó crear mi propia identidad.

Risto Mejide: Me interesa esto de la nueva identidad. A mí, me cambiaron de colegio con 13 años. Lo que conecta con tu historia es que intenté cambiar mi identidad. Tuve esa oportunidad y me pasé las dos primeras semanas peleándome con todos. Aprendí otra manera de pelear que fue la dialéctica y me sirvió muchísimo. Estoy hablando mucho y es mal síntoma...

Luis Rojas Marcos: Eso es bueno. Hablar alarga la vida.

Risto Mejide: Entonces seguimos...

Luis Rojas Marcos: Me han dicho que has cambiado. ¿Es verdad?

Risto Mejide: Sí, sin lugar a dudas. Hay gente que me dice ya no pegas la caña que pegaba y respondo "genial". No me arrepiento de eso pero me gusta ver cómo voy evolucionando.

Luis Rojas Marcos: ¿Un día decidiste cambiar o fue algo progresivo?

Risto Mejide: Tengo una frase que me sirve de mucho. Me suelo enamorar de la gente que me hace cambiar de opinión. Me he enamorado suficientes veces en la vida como para ir cambiando de opinión. El día que abandonas el "yo jamás tendré hijos" y te encuentras una persona en la vida y dices "contigo, sí". Una conversación te puede cambiar una vida. Tu trabajo es ése. Tu trabajo es cambiar la vida a través de conversaciones.

Luis Rojas Marcos: Así es pero cambiar la vida de otra persona, ella tiene que querer cambiar.

Risto Mijide: ¿Crees que existe un estigma en España sobre los psiquiatras? El que va al psiquiatra está loco. ¿Está frase sigue siendo válida?

Luis Rojas Marcos: Sí, menos que hace 30 o 40 años pero la enfermedad mental está cargada de estigma. Muchas personas que se podrían beneficiar de hablar con un psiquiatra o un psicólogo no lo hacen por miedo a que piensen que estoy loco. La sociedad también margina al enfermo mental. Lo identifica como una persona agresiva, dañina o cruel cuando la mayoría de enfermos mentales no son agresivos. Otro defecto de la psicología y la psiquiatría es que hemos convertido en enfermedad cosas que no lo son, por ejemplo, la homosexualidad estaba registrada como enfermedad psiquiátrica hasta hace 20 años.

Risto Mejide: Hay una palabra que hemos ido bordeando: la palabra miedo. Hablemos del miedo. Tú has estado en situaciones en las que has tenido miedo y sabes en cuál estoy pensando. Dime la situación en tu vida que más miedo hayas pasado.

Luis Rojas Marcos: La situación más aterradora para mí fue la experiencia del 11-S en Nueva York. Aquello fue una experiencia que no hubiera imaginado ni en mis peores sueños. Era miedo. Era terror pero al mismo tiempo algo me mantenía conectado con aquel escenario terrible.

Risto Mejide: Cuéntame la cronología de aquel día.

Luis Rojas Marcos: Al llegar al trabajo, una secretaria me dice que me llamaban para ir al centro de emergencias porque un avión se había estrellado. Me fui con mi chófer y llegamos en unos minutos. Ahí empezó todo cuando cayó una piedra enorme en el coche. Subimos al piso 23 de una torre que se cae por la tarde. El delegado de fuegos nos informa de que otro avión impactó contra la otra torre y que no íbamos a tener la reunión allí. Al bajar de la torre, oíamos a las personas caer. Mal. Mal. Estábamos justo en frente de las torres. Veíamos a la gente caer y sonaba distinto si caían al suelo o caían en el techo del hotel.

Risto Mejide: Es un sonido que te ha quedado para toda la vida

Luis Rojas Marcos: Con el tiempo, no solo se te pasa el miedo. Lo que más me impresionó es la necesidad que tenían las personas de ayudar. Iban a los hospitales y exigían ayudar, donar sangre. Este impulso natural cuando no había heridos, hubo muertos y supervivientes pero no heridos. Al final, se convirtió en un tema emocional, en un tema de salud mental. Fue impresionante y tuvo un impacto real porque hoy cualquier programa de intervención ante un desastre tiene un capítulo dedicado a los voluntarios.

Risto Mejide: En una tragedia de este tipo sale lo peor y lo mejor de cada uno.

Luis Rojas Marcos: Sí. Para empezar, fueron esos terroristas los que decidieron convertir los aviones en bombas.

Risto Mejide: ¿Son enfermos mentales?

Luis Rojas Marcos: No. Son fanáticos pero no son necesariamente enfermos mentales. Tienen su visión de otra vida en el paraíso en este caso.

Risto Mejide: ¿Tuviste estrés postraumático?

Luis Rojas Marcos: Sí. Vivía una situación muy intensa de tener que llevar a familiares a reconocer el ADN de sus desaparecidos. No me daba cuenta de que estaba también afectado hasta que un día fui a los hospitales a animar a los hospitales. En un hospital, una enfermera se levantó y me preguntó cómo me sentía. Cuando me hizo esa pregunta que no me había hecho empecé a revivir el día. A ver lo que había visto, a oír y a sentir... No pude seguir hablando. Un compañero psiquiatra me llevó a hablar y me sirvió. La idea es hablar, contar, narrar lo que viste. Al contarlo le vamos dando un argumento a la historia.

Risto Mejide: ¿Le encontraste sentido después de contarlo?

Luis Rojas Marcos: Al ataque terrorista no le encontré sentido pero a mis sentimientos le encontré sentido. Aunque me dicen que no soy el mismo. Para empezar, me salieron canas pero de alguna forma nos ha hecho más vulnerables saber que esto pueda pasar, también más compresivos con uno mismo y con los demás.

Risto Mejide: En 2001, tú llevabas la red de hospitales públicos de Nueva York. Quedan 11 y tú gestionabas esos 11 hospitales. En España, estamos viviendo un momento muy complicado. ¿Cómo ves las mareas blancas y lo que ocurre ahora en España?

Luis Rojas Marcos: En España y en Europa, tenemos un seguro de enfermedad todos. En EEUU, hay un seguro para quien lo pueda costear y otro para gente que es oficialmente pobre, para mayores de 65 años o si alguien va a una urgencia. Aquí tenéis la suerte de tener un seguro. Eso es importante. Entiendo el miedo a que se mine la sanidad pública. Si los contratos que se hacen fuera de lo público van a limitar la cobertura es un problema.

Risto Mejide: Para que me quede claro, ¿estarías del lado de la gente que se manifiesta para que no se privatice la sanidad?

Luis Rojas Marcos: Si privatizar es limitar los servicios, estaría con ellos. Más que el concepto de privatizar es el concepto de disminuir los servicios al pueblo. Ahí es donde está el problema.

Risto Mejide: ¿A ti no te han llamado para venir a echar una mano con este lío de la sanidad pública?

Luis Rojas Marcos: No.

Risto Mejide: ¿Nadie te ha llamado?

Luis Rojas Marcos: Me llaman para invitarme. Es verdad que yo allí estoy muy ocupado.

Risto Mejide: Otra cosa es que te interese pero que nadie haya pensado en ti porque te has encargado de la red de hospitales públicos de Nueva York... ¡Yo pensaría en ti!

Luis Rojas Marcos: Tampoco he dicho que estaría dispuesto. No he dado señales aunque la realidad es que nadie me ha ofrecido un trabajo aquí.

Risto Mejide: Ahora mismo tenemos un problema que es la fuga de cerebros. Dicen que es la generación mejor formada y se ven obligados a largarse. Te están anulando la capacidad a echar raíces.

Luis Rojas Marcos: Salir de tu país por motivos negativos te marca. No hace mucho me invitaron a ir a una cena con jóvenes españoles que se dedican a la investigación. Me llamó la atención que había como 500 todos trabajando intensamente en proyectos muy importantes a nivel de célula, de enfermedades pero casi todos con el miedo del fin de su visado y tener que volver. Me hablaban del miedo porque ese día iban a volver a España y no iban a encontrar trabajo.

Risto Mejide: Los hemos echado. Rajoy lleva dos años dando mensajes de optimismo cuando no es creíble. ¿Esto es bueno?

Luis Rojas Marcos: No, no es bueno. El líder necesita credibilidad. Volvemos al 11-S, si el alcalde hubiera tratado de animar al pueblo y el pueblo se hubiera dado cuenta de que no era la realidad, Giuliani habría perdido su capacidad como líder.

Risto Mejide: Pensaba que era un tema de que generando optimismo en la gente, era una promesa autocumplida. ¿Solo buena voluntad?

Luis Rojas Marcos: Escribí un libro sobre la felicidad y la gente venía a preguntarme qué tenía que hacer para ser feliz. Empecé a dar recetas. El resultado de mi receta fallaba en el 80 % de los casos. En lugar de dar una receta, comencé a preguntar tres o cuatro cosas que les hacían estar contentos.

Risto Mejide: ¿Tú corres?

Luis Rojas Marcos: Sí.

Risto Mejide: Esta histeria que nos ha dado que de repente todo el mundo corre, hace maratones, triatlones... Esto es un síndrome de 'Peter Pan' y quiero alargar mi juventud.

Luis Rojas Marcos: Es verdad. En Nueva York, hicieron estudios comparando a personas que corren con personas que no corren de la misma edad. Uno de los resultados fue que los que corremos el maratón somos más neuróticos que los que no corren. Somos más inseguros pero al mismo tiempo más competitivos y también está el aspecto de aspirar a vivir para siempre. Creo también que es saludable.

Risto Mejide: ¿A qué edad empezaste a correr?

Luis Rojas Marcos: Empecé con 45 años. Mi mujer me dijo que estaba nerviosos por qué no intentas andar y luego correr. Empecé poco a poco y luego vino el reto de correr el maratón. El primero fue en el año 93. Me hice adicto. Ahora tengo 70 años pero me gustaría seguir hasta que no pueda más.

Risto Mejide: Me has dejado flipando. Los llevas bien los 70, ¿no?

Luis Rojas Marcos: Soy un vencedor lento.