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Pedro llegó a su cita y todos sus chicos le esperaban formando un semicírculo: “somos todos muy diferentes, como las ‘Spice girls’ en versión maricas”, decía. Manu llevaba la voz cantante desde el principio, primero fueron cuestiones de depilación (y de olor) y luego el cubano tomó el relevo. Escogió una pegatina que pegó en el pecho de Pedro, un helicóptero “para nuestro viaje a Cuba”, decía.









