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Javier empezó bailando muy, muy, pegado. Siguió pendiente de la mano de Sara, que se escondía bajo su pierna pero quien consiguió llevárselo a solas fue Sara. La terapeuta le guiñó un ojo y fue bastante para Javier que decidiera probar suerte con los besos. Tuvo suerte no solo con uno, con más, pero entonces llegaron el resto de chicas para gritarles y conseguir que dejaran lo que estaban haciendo.











