El violador pidió dinero prestado a un exinterno y se fugó con su mujer
Guillermo Fernández Bueno, condenado a 26 años de cárcel por dos violaciones y un asesinato, podría estar al otro lado de El Estrecho. Es lo que creen los investigadores que ahora revisan las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad e intentan localizar al fugitivo y a su esposa, que salieron de Cantabria en una furgoneta.
El hombre salió de la prisión de El Dueso (Santoña) hace 15 días. Tenía un permiso penitenciario de una semana. Ya había estado en la calle 40 veces en los últimos 7 años gracias a su relación estable con Elena Ruiz, una trabajadora social a la que conoció hace una década en la cárcel de Santander, en la que ella era voluntaria. Además el hombre había pasado por cursos de rehabilitación de agresores sexuales, de enfermería y ahora estaba en un taller fabricando piezas de vehículos. Eso convencía al juez para dejarle salir a la calle, aunque los funcionarios de instituciones penitenciarias se oponían. Saben que los agresores sexuales son difícilmente reinsertables.
Precisamente ellos dieron la voz de alarma a la Policía. Antes de abandonar la cárcel, Guillermo Fernández Bueno quitó las fotos de su celda y se llevó sus pertenencias. Todo hace pensar que tenía un plan establecido con su pareja, con la que quería empezar una nueva vida. En el patio de El Dueso los internos comentan que este depredador sexual estaba muy enfadado porque le habían denegado el tercer grado y que había engañado a un exinterno que cumplió condena por estafa para que le prestase ochentamil euros con la excusa de montar un negocio.