El desempleo de larga duración y la dificultad para volver a trabajar agravan la situación económica de este colectivo
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Hace años, lo normal era tener un trabajo para toda la vida. Estar en paro a los 55 años era una rareza, pero esa realidad ha cambiado drásticamente. Por primera vez, la tasa de desempleo en mayores de 55 años supera a la del resto de la población activa, situándose en un 9,8%, frente al 9,4% en el grupo de 25 a 54 años.
Un estudio de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) muestra que mientras en 1994 los parados eran principalmente jóvenes, hoy la brecha se ha igualado, y los mayores de 55 enfrentan dificultades crecientes para volver al mercado laboral.
El desempleo de larga duración y la precariedad laboral
Si se pierde el empleo a partir de los 55 años, es complicado reincorporarse. El 58% de los parados mayores son de larga duración, frente al 36% de los trabajadores de mediana edad y al 17,8% de los jóvenes de 16 a 24 años.
Además, la calidad de los empleos que logran es inferior: más temporalidad, contratos precarios y ocupaciones poco cualificadas. Entre los mayores con menos de un año de antigüedad, el 52,6% tiene un contrato temporal, incluyendo un 10% de contratos de hasta tres meses y un 4,5% de fijos discontinuos. En contraste, los mayores con más de 25 años en la misma empresa presentan una tasa de temporalidad del 2%.
Solo el 15,6% de los nuevos empleados sénior ocupa puestos de alta cualificación, mientras que el 29,4% se concentra en empleos elementales, porcentajes muy superiores a los de los jóvenes recién incorporados.
El empeoramiento se refleja igualmente en los salarios: aunque la ganancia media anual de los mayores es superior a la del resto (30.038 euros frente a 26.855 en el grupo de 25 a 54 años), los mayores con menos de un año de antigüedad apenas alcanzan los 19.558 euros, por debajo de los 19.837 euros de los trabajadores de 25 a 54 años en igual situación y muy lejos de los 40.520 euros de quienes han mantenido una carrera laboral sin interrupciones durante tres décadas.
Esta brecha salarial se suma a la pérdida de estabilidad y calidad ocupacional, dejando a muchos mayores en una situación vulnerable frente al desempleo.
De tener seguridad laboral a acabar en empleos temporales
Lo que antes era la franja más protegida frente al desempleo, ahora parece ser la más perjudicada. Los mayores de 55 años son especialmente sensibles a la subida de precios y a la pérdida de poder adquisitivo.
Algunos tras 34 años en una empresa son víctimas de la reestructuración y están en la calle. Otros como María Rocío ,"reconoce que se lleva mal cotizando solo tres horas al día". Todo en un momento que contrasta con los planes de jubilación cada vez más tardíos. Muchos son los que piensan que con lo que ganan los jóvenes tampoco va a llegar. "Lo que buscan es quitarse a los que tienen antigüedad", señalan, y "disminuir los costes de trabajo". Eso y amoldar a los jóvenes al trabajo y a nuevas condiciones.
Además, este escenario contrasta con los planes de jubilación cada vez más tardíos. Muchos consideran que con los salarios actuales, incluso los jóvenes no alcanzarán una jubilación digna. La explicación de las empresas es clara: buscan reducir costes laborales y moldear a los trabajadores jóvenes a nuevas condiciones, prescindiendo de la antigüedad de los mayores.
Hacia un mercado laboral más inclusivo
La precariedad laboral que sufren los mayores de 55 años es más elevada y sus posibilidades de reincorporarse, así como la calidad de los puestos que logran, son peores que las de los jóvenes.
En un contexto de envejecimiento demográfico, aumento del gasto en pensiones y demanda creciente de capital humano, el estudio subraya la necesidad de reformas orientadas a mejorar el empleo y la formación de los trabajadores de más edad. Superar los estereotipos por edad y fomentar la inversión de las empresas en la formación de los empleados sénior es clave, ya que los jóvenes serán cada vez más escasos, las jubilaciones más frecuentes y la cobertura de vacantes más difícil.


