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Secuestros

Una mujer es secuestrada y torturada por sus inquilinos en Alhama de Murcia: “No tengo miedo, tengo pavor”

María del Mar regresa a la casa en la que ha sido secuestrada y maltratada por sus inquilinos. Cuatro
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Una vecina de Alhama de Murcia sobrevive al secuestro y maltrato de sus tres inquilinos. María de Mar estuvo siete días atada a una silla y sufriendo todo tipo de vejaciones en su propia casa. Ahora sus secuestradores están en libertad y la mujer de mediana edad vive atemorizada.

Su casa, su cárcel. Una semana secuestrada, golpeada y sin un trozo de pan que llevarse a la boca. Una mujer de 50 años estuvo una semana secuestrada por sus tres inquilinos hasta que alguien alertó a la policía de que la mujer podía estar secuestrada. Cuando la Guardia Civil entró en la vivienda encontró restos de alcohol y drogas.

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Ana Puertas, reportera de ‘En boca de todos’ se ha desplazado hasta la vivienda de Alhama de Murcia en la que María de Mar fue brutalmente retenida y agredida. Estuvo siete días atada en una silla en la que la insultaron, la vejaron, la insultaron y hasta la arrancaron el pelo. No la dejaban ni ir al baño. María del Mar sufrió un auténtico calvario que ha revivido al regresar a su vivienda.

María del Mar, aterrada: "No hacían por puro placer"

María del Mar estaba temblando de solo escuchar lo que había vivido y ha explicado con mucha dificultad lo sucedido: “A palos como si fuera un bicho, yo no soy un bicho ni una persona mala. Soy una persona que ha sido maltratada…”. Le ha explicado a Nacho Abad que ella alquiló la habitación a una persona conocida en el pueblo: “El primer día que entraron y cerraron la puerta, ya pensé que había llegado mi muerte”.

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“Me hacen de todo, hasta me pintan con pintauñas, no podía respirar…”, ha intentado explicar la víctima asegurando que no había motivo para que le hicieran algo así: “Por gusto, sabes lo que es que les da placer… Me pegan, me queman con cigarrillos, me rompen la rodilla, las uñas las tengo que no puedo ni cortarlas… Me decían que yo era una puta y que no hablara, que si hablaba me iba a enterar… Se levantaban y me echaban agua… Lo hacían por puro placer. Están en libertad porque todos tiene el mismo abogado, uno de pago y yo no me lo puedo permitir. No tengo miedo, tengo pavor”.