El grito desesperado de Silvia Charro, la gurú de las hipotecas, sobre el deterioro de Simón Pérez: "Es un esclavo de su drogodependencia"

Silvia Charro se ha sentado en 'Código 10' para lanzar una petición de ayuda ante el deterioro de su pareja
De economista de éxito a mendigo digital: Simón Pérez, el gurú de las hipotecas, reaparece en 'Código 10' y asume su "autodestrucción"
Silvia Charro y Simón Pérez se hicieron virales en el año 2017 tras publicarse un vídeo de ellos dando consejos sobre los tipos de hipotecas mientras iban "alcoholizados". Los dos fueron objeto de burlas tras convertirse en personajes públicos y cayeron a los infiernos en una espiral de autodestrucción de la que Charro, tal y como ha explicado en 'Código 10', pudo salir.
Sin embargo, su pareja -o más bien la persona de la que cuida- no ha podido volver a ser quien era y se define como un "payaso digital". Simón Pérez hace conexiones con los internaturas a diario a través de grupos de Telegram, donde le piden someterse a burlas y tratos vejatorios a cambio de dinero. Pasó de ser un economista de éxito, reconocido en varios medios de comunicación, a ser víctima de un espectáculo dantesco en Internet.
Silvia Charro se rompe en 'Código 10'
Por eso, Silvia Charro ha querido hacer un grito desesperado en el programa de Cuatro. "No puede ser que todo el mundo tenga el número de los camellos y la policía no", lanza.
La entrevistada llega a temer por la vida de Simón Pérez. "Es un esclavo de su drogodependencia", afirma. Silvia Charro relata que su pareja -o más bien la persona de la que "cuida", como ella misma cuenta- vive en una casa que es propiedad de sus padres. Añade cómo intentan desde su entorno ayudarlo sin éxito. "Intentan hablar con él, pero tiene un efecto rebote que cuando intentas hacer cosas para que pare, las incrementa", dice.
Silvia Charro no se explica la inacción ante mensajes donde los internautas le piden a Pérez que se someta a retos denigrantes. "¿Cómo puede ser que todo el mundo tenga el número de los camellos y la policía no?", se cuestiona. Algunos de esos retos que realiza el hombre, como cuenta él mismo, se basan en que él sea el "tamagochi" de los participantes. "Me queda asumir mi condición de payaso digital, de cibermendigo y olvidarme la posibilidad de ser economista de éxito", subraya.


