Las mascarillas también caducan: si estás usando las de la pandemia de covid, no valen

Muchos de los ciudadanos desconocen que las mascarillas también tienen fecha de caducidad.
La gripe mete miedo: se dispara la venta de mascarillas y antigripales
Entrar a un centro de salud con mascarilla ya se ha convertido no solo en una recomendación si no en algo obligatorio en algunas regiones. Con la gripe en niveles récord de los últimos años, hay que prestar atención a algo que tal vez desconoces. Son muchos los ciudadanos que dicen que han escuchado por primera vez eso de que las mascarillas caducan, pero es real. Los hay que tienen bien guardadas las que sobraron de la pandemia de covid en sus casas. Pues deben saber que las mascarillas que guardamos desde la pandemia no sirven.
La gripe continúa disparada en toda España y su incidencia ha superado ya esta semana el pico que se produjo durante los tres últimos años. Lo peor, además, se espera para después de las reuniones y encuentros familiares de Navidad. Ante la obligación de usarlas en los centros sanitarios, los expertos recuerdan que, dependiendo del modelo, caducan como máximo a los tres años. Es decir, hay que comprar nuevas, informa Antonio Lasso.
Los expertos recomiendan que revisemos la fecha de las mascarillas que tenemos en casa. Paloma Mirasol, farmacéutica, confirma que "pasadas un tiempo pueden perder su utilidad. Las FFP2 tienen una vida de hasta 3 años, pero las quirúrgicas entre 1 y dos años".
Las mascarillas caducan principalmente por la degradación de los componentes de la misma. Con el tiempo, algunos componentes como la correa y la espuma de la zona de la nariz se pueden degradar, lo que puede afectar la calidad del ajuste y del sellado. Por esa misma razón, procura revisar el estado de una mascarilla antes de ponértela.
Cómo usar la mascarilla
Generalmente, las mascarillas pueden ayudar a actuar como un filtro para reducir la cantidad de microbios que inhala o exhala. Su eficacia puede variar frente a distintos virus, por ejemplo, según el tamaño del virus. Cuando las usa una persona que tiene un virus, las mascarillas pueden reducir las probabilidades de que lo propague a otras personas. Las mascarillas también pueden proteger a quienes las usan contra la inhalación de microbios; las mascarillas que se ajustan mejor (por ejemplo, los respiradores N95 o KN95) suelen brindar este tipo de protección.
Las mascarillas de tela en general les ofrecen niveles más bajos de protección a los usuarios, las mascarillas quirúrgicas o desechables suelen ofrecer más protección.
Es clave ponerse bien la mascarilla. De nada sirve tenerla debajo de la nariz, algo muy común. Y un buen ajuste resulta vital. Los espacios pueden dejar que entre y salga aire. Para revisar si hay espacios se recomienda colocar sus manos en forma de cuenco alrededor de los bordes externos de la mascarilla. Si la mascarilla se ajusta bien, sentirá que ingresa aire caliente por el frente de la mascarilla y quizá pueda ver que el material de la mascarilla se mueve hacia dentro y hacia fuera con cada respiro.
Buen momento vuelve a ser saber lo que se puede hacer y no con la mascarilla ahora que ha regresado con fuerza en muchas CCAA. Desde el Servicio de Emergencias de Castilla y León se compartió una infografía en sus redes sociales donde se explicaba en su día una serie de prácticas que no deben realizarse, entre ellas:

- Sobarla para ponérsela
- Ponérsela de bufanda
- Ponérsela de sombrero
- Taparse sólo la boca
- Tocarse la cara
- No cambiarla ni limpiarla
- Compartir la misma con varias personas
- Quitársela para hablar
- Quitársela para toser o estornudar
- Quitársela al entrar a un establecimiento
Al igual que la cara, también tenemos que evitar tocar la mascarilla, ni por fuera ni por dentro, tampoco a la hora de quitárnosla. Para ello debemos recurrir a las gomas laterales, y una vez retirada, desecharla inmediatamente. Y muy importante. Tener un gel para poder lavarnos las manos lo más posible.

