Begoña Jara se despide de sus alumnos como cada junio, pero esta vez para siempre
El emotivo adiós a un colegio de Massanassa antes de que lo derrumben por los daños de la DANA: "Es triste"
VigoEl final del curso escolar es siempre un momento emotivo donde profesores y alumnos recuerdan anécdotas, dejan a un lado las riñas e incluso se hacen regalos. Esta ocasión es un poco más triste en el caso de los maestros que no volverán en septiembre. Estos días, niños de centros de todo el país abrazan entre alguna lágrima a aquellos docentes que se jubilan, informa en el vídeo Yolanda Menadas.
Begoña Jara es un ejemplo de los 900 profesores que dejan la tiza este año solo en Galicia. La cifra es similar cada curso. Les toca descansar después de muchos años en los que han podido dejar un poco de ellos en cientos de pequeños estudiantes. Con suerte, cuando crezcan llevarán por bandera los valores que les han inculcado.
Muchos años y muchas anécdotas
Begoña prepara las orlas para la graduación de sexto. Anxo, Martín, Juan y muchos otros acaban aquí su etapa. Ella, también. “Nos marchamos los dos, los de sexto ya nos abandonan. Ellos por un lado y yo por el otro”, bromea. Lleva en este centro desde el año 2000 y, desde el más joven de los niños hasta la mayor de sus compañeras, ha conseguido ser muy querida por todos. ¿Su truco? "Intentar sacar lo mejor de cada uno".
"Va a ser una pérdida muy grande porque profesionales como ella hay pocos", asegura Marien Martín, la orientadora. Son compañeras de claustro y amigas. Para la directora, Esther Fernández, también es una mala noticia. “Ahora es como si me faltara un brazo o una mano”, dice, aunque se alegra por la casi jubilada.
Abrazos y lloros de los pequeños
También pierden una mano sus alumnos. Frases como "era muy buena con nosotros" o "es una pena" son estas semanas parte indispensable de sus conversaciones. Nos colamos en clase y nos sentamos a la altura de los niños, como lleva haciendo ella durante 38 años. Era una forma de ganarse su confianza. Les preguntamos qué van a echar de menos. "A mí como me lo explica ella me es muy fácil entender", dice una. "Su risa", añade otro.
Este viernes 20 de junio cruzará la puerta por última vez. En la cabeza, los recuerdos que comparte con cientos de alumnos. "El estar ahí cada día y ver cómo van aprendiendo poco a poco... Eso no se puede cambiar por nada", asegura. En el aula saltan las primeras lágrimas. Como todos hemos estado ahí sabemos que de las lecciones de Begoña olvidarán muchas cosas, pero a ella no la olvidarán nunca.


