El apagón en las residencias de mayores, un 'lunes negro' vivido con angustia y unión: “A rezar me puse”

El apagón en las residencias de mayores,  un 'lunes negro' vivido con angustia
Así vivieron los mayores el apagón en las residencias
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El apagón nos dejó numerosas imágenes de euforia en las calles, pero mientras se recuperaba poco a poco la luz, las residencias vivían cada minuto a oscuras de forma angustiosa. Según informan M. Ávila, T. Domínguez, P. Vallés y J. Miraisme en el video, muchos de los ancianos de las residencias, además de ser electrodependientes, vivieron con pánico el corte inmediato de suministro. 

A las 12.33 horas, España se iba a negro. El país se paralizó y los edificios quedaron a oscuras. Los ancianos de las residencias, uno de los colectivos más vulnerables, vivieron el apagón con incredulidad y miedo a partes iguales. 

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Lo primero que se les vino a la cabeza fue llamar a sus familiares para saber qué estaba pasando en el exterior y localizarles, misión imposible ante la caída de servicios móviles: “No te cogían el teléfono porque era imposible”. A sus 89 años, Carmen solo estaba preocupada por saber cómo se encontraba su hijo en esos momentos. 

Algunas residencias funcionaros gracias a la activación de sus generadores

Los sistemas básicos de cuidados dejaron de funcionar, provocando el caos entre los trabajadores: “Aquí hay personas que necesitan mantener un mínimo”, comenta María José Cabas, directora de la Residencia Claros Sevilla. Muchos de los residentes son electrodependientes y necesitan un tratamiento continuo como la inhalación de oxígeno a través de respiradores. 

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En algunas instalaciones como en la Residencia de Mayores Las Buganvillas, en Zaragoza, por suerte, los electrodependientes disponían de material suficiente para continuar unas horas sin necesidad de ser trasladados a hospitales: "De vez en cuando pasaba alguna chica a ver si estaba bien y si me funcionaba todo". 

En otras tenían generadores con los que mantenerse durante horas. Para su funcionamiento necesitaron de gasoil, el cual se encargó la Policía Local de trasladar a las instalaciones: “La Policía Local vino varias veces a ver qué era lo que necesitábamos. En dos ocasiones nosotros aprovechamos para pedirles gasoil”. 

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Los familiares de los ancianos también vivieron con pánico el apagón

No todas las residencias corrieron la misma suerte. En la mayoría se necesitaron manos para poder gestionar la situación: ascensores parados, todo a oscuras e imposibilidad de contactar con los servicios de emergencias. 

El miedo entró en el tablero de juego: “A rezar me puse”, pero no solo de parte de los ancianos, sino también de sus familiares: “Siempre tienes un poco de miedo si esto sucede". El elemento más importante fue la calma y la confianza en sus trabajadores, que desde el primer momento estuvieron al pie del cañón para garantizar el bienestar de los mayores: “Sabíamos que estaban en buenas manos”. 

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