Poder prever y organizar los gastos anuales con antelación es la clave para poder afrontarlos sin sobresaltos
Ahorro por objetivos: el método del “dinero etiquetado” que está cambiando la economía doméstica
Hacer frente a la economía doméstica no siempre es cuestión de cuánto se ingresa, sino de previsión. Muchos hogares españoles sufren cada año la misma sensación: cuando todo parece ir en orden, llega un gasto grande e imprevisto. Puede ser el seguro del coche, el pago del IBI o las vacaciones de verano, y de repente, cuando todo parecía tranquilo, el presupuesto comienza a tambalearse. Lo que se podría haber afrontado con calma, termina convirtiéndose en un agujero en la cuenta corriente aún más grande, o en el peor de los casos, en una deuda inesperada.
La inflación ha reducido en gran medida el margen de maniobra de los consumidores. Según datos del INE, el ahorro medio de los hogares españoles se ha situado por debajo del 5% de la renta disponible, una cifra que se aleja mucho de la media europea. Con menos colchón financiero, planificar los grandes desembolsos del año ya no es una opción, sino una obligación.
El método del presupuesto anual: una visión global para evitar estallidos
El primer paso es echar un vistazo al año completo. Se recomienda dividir el total de ingresos entre los gastos recurrentes, como pueden ser la hipoteca o el alquiler, servicios, mantenimiento del coche, seguros y el IBI, y aquellos que son más estacionales, como vacaciones o imprevistos. Herramientas digitales como Fintonic o las plantillas para crear presupuestos familiares pueden ayudar a calibrarlo todo con mucha precisión. A partir de ahí, se puede destinar un porcentaje de los ingresos anuales a cada partida:
- Coche: revisiones, seguro, combustible, ITV o mantenimiento.
- IBI y comunidad: prorrateado mes a mes.
- Vacaciones y ocio: un máximo de entre el 5-10% de los ingresos.
- Fondo para imprevistos: se recomienda que pueda cubrir entre 3 y 6 meses de gastos.
Coche: crear un presupuesto realista para evitar deudas por averías
Tener coche implica gastos variados durante el año: seguro, impuesto de circulación, ITV, cambios de neumáticos, aceite, revisiones anuales o imprevistos mecánicos. El coste promedio anual de un coche varía según el modelo y el uso que se le dé. Aunque es complicado concretar una media única, suele estar entre los 1.000 y 1.500 euros anuales por vehículo, incluyendo también el combustible. Conociendo esta cifra, se puede crear un presupuesto mensual para esta categoría con el fin de evitar sustos.
IBI y comunidad: prorratear estas cuotas aliviará la economía familiar
El IBI suele pagarse en una única cuota anual, lo que obliga a tener un colchón financiero. La estrategia más eficaz es prorratear el coste mensual, reservando una parte de los ingresos desde enero. Haciéndolo de esta manera, cuando llegue el pago, normalmente en otoño, no se va a percibir como un golpe inesperado.
Además, algunas familias pueden acogerse a bonificaciones en IBI si han realizado mejoras en eficiencia energética como poner placas solares o tienen alguna situación especial reconocida.
Vacaciones: destinar un porcentaje realista y ahorrar poco a poco
Las vacaciones no deben tomarse como un lujo, sino como una parte que se puede integrar en el presupuesto familiar. El inversor y formador financiero José Luis Diaz recomienda dedicar entre un 5-10% de los ingresos anuales a las vacaciones, dependiendo de las prioridades y de la situación financiera. Una práctica que está totalmente desaconsejada es financiar las vacaciones con préstamos personales.
Para poder cumplir con este presupuesto se debe abrir una cuenta específica para vacaciones y abonar mensualmente un porcentaje del sueldo. Se recomienda reservar con antelación y utilizar herramientas de comparación para conseguir las mejores tarifas, y si se quiere viajar a la zona euro, se deben incluir comisiones o tipos de cambio en la planificación diaria para no desbordar el presupuesto.
Fondo de emergencia: la red para imprevistos
Una herramienta financiera que puede marcar la diferencia entre pasar un bache con tranquilidad o con angustia es disponer de un fondo de emergencia. Se trata de un colchón económico destinado exclusivamente a cubrir imprevistos. Lo que suele recomendar el Banco de España o la OCU es que pueda cubrir entre tres y seis meses de gastos fijos.
La utilidad de este fondo es evidente: si hay alguna avería en casa, toca cambiar algún electrodoméstico de golpe o cualquier otro imprevisto, este dinero permite resolver esa situación sin necesidad de recurrir a tarjetas de crédito o préstamos personales.
Construirlo puede parecer complicado, pero básicamente se trata de destinar un pequeño porcentaje fijo de los ingresos mensuales a una cuenta separada, preferiblemente de ahorro. Hoy en día, hay muchos bancos que permiten tener “huchas digitales” o subcuentas etiquetadas que son ideales para estos fines. Además, cumple con una función psicológica clave: reducir la ansiedad financiera.
La clave está en actuar con previsión, ya que lo más importante no es cuánto se gana sino cómo gestionar de manera inteligente lo que se tiene.


