¿Cómo afecta al consumidor que el coche de combustión siga en Europa?

La UE ha vendido esta decisión en términos de flexibilidad y pragmatismo ante la actual situación económica.
La UE da luz verde de nuevo a la contaminación de los coches de combustión
La marcha atrás de Bruselas en la prohibición de vender coches de combustión a partir de 2035 no solo ha provocado la reacción del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que lo considera un error histórico de la UE.
La UE ha vendido esta decisión en términos de flexibilidad y pragmatismo ante la actual situación económica en la que los fabricantes europeos están sufriendo los aranceles de Estados Unidos y el avance de China con su liderazgo en el vehículo eléctrico.
En esta situación ANFAC, la Asociación Española de Productores aplaude este paso dado por la Comisión. Dice que Europa no está preparada para esos objetivos y que existía el riesgo de que ese veto penalizara el empleo, la competitividad y a la larga los propios fines climáticos. También se muestran favorables, los concesionarios que señalan que esta visión es más realista y centrada en los ciudadanos. "Yo no veo que la tendencia sea el coche eléctrico, los clientes siguen confiando más en los coches de combustión", confiesa a Cuatro Rafael Serrano del concesionario Fabián Arenas.
Los consumidores siguen apostando por el coche de combustión
Y esa es la clave, ¿cómo puede afectar a las decisiones de los consumidores? Las encuestas decían que estas futuras restricciones a gasoil y gasolina era uno de los principales motivos que impulsaban a comprar un eléctrico, pero en el otro lado de la balanza estaban las preocupaciones sobre todo por los puntos de recarga, la autonomía, el coste de vehículos y cambio de batería. Una preocupaciones que se siguen manteniendo. "Tampoco veo puntos de recarga por las carreteras y centros comerciales, que están haciendo mucha inversión, pero no se para qué si no hay sitios para cargar", dice Juan Lorenzo, cliente de un concesionario.
El rechazo, claro, llega de las organizaciones ecologistas y de forma contundente. Dicen que es un retroceso en toda regla, que esa flexibilidad es una falsa solución que pone en peligro millones de vidas por no mejorar la calidad del aire y que esta decisión será buena para la industria a corto plazo, pero mala a la larga porque seguirá invirtiendo recursos en unas tecnologías ya obsoletas. "Hay que intentar potenciar que cada vez haya menos coches y los vehículos de energía eléctrica", critica Miguel Esteban de Ecologías en Acción de Granada.

