Reservar en el último momento puede ser una oportunidad para encontrar grandes descuentos, pero también tiene el riesgo de no encontrar plazas ni alojamientos
Qué productos y servicios suben más de precio en verano y cómo anticiparte para gastar menos
Planificar las vacaciones con meses de antelación, en ocasiones, es totalmente imposible. Agendas laborales cambiantes, presupuestos ajustados o que, sencillamente, se prefiere la adrenalina del último momento. Cada vez son más los viajeros que prefieren las vacaciones de última hora como manera de desconectar y escapar de la rutina. Reservan sus vuelos o alojamientos pocos días antes de la salida, y eso asegura aventuras inesperadas, y en ciertos casos, precios más bajos que los habituales.
Pero, ¿realmente compensa esperar al último momento para planificar unas vacaciones o supone más de un dolor de cabeza?
¿Qué se entiende por “vacaciones de última hora”?
Cuando se habla de vacaciones de última hora. Se refiere a aquellas reservas hechas a pocos días, o incluso horas, de la salida del viaje. Pueden ser vuelos, hoteles, paquetes completos, escapadas de fin de semana o alquiler de apartamentos. Las reservas “last minute” suelen reservarse entre una semana y 48 horas antes de la salida.
Este tipo de turismo ha ganado mucha popularidad gracias a las aplicaciones de reservas instantáneas y a las plataformas que ofrecen ofertas flash o descuentos de última hora para estos viajes. Además, entre los jóvenes se está dando un nuevo perfil de viajero espontáneo que prefiere dejar abierta la posibilidad de viajar según tenga disponibilidad, presupuesto o deseo.
Los pros y contras de los viajes “last minute”
Una de las principales ventajas que tienen este tipo de viajes y por lo que muchas personas se decantan por ellos es el ahorro. Ante la posibilidad de no llenar las plazas, agencias y hoteles bajan los precios a última hora para asegurar ventas. Para encontrar estos chollos hay páginas como Lastminute, Booking, Skyscanner o aplicaciones como Hopper o WayAway donde se pueden encontrar tanto vuelos como estancias u ofertas de todo incluido con descuentos de hasta el 50%.
Por otro lado, el viajero que busca este tipo de ofertas no tiene problema con las fechas y prefiere la espontaneidad a tener algo planificado durante meses. Suele tener pocas limitaciones pudiendo escoger fechas, destinos y planes en función de las mejores tarifas. Esto da la oportunidad de plantear destinos a los que no se hubiera viajado de otra manera.
Al optar por las reservas de última hora, se pueden aprovechar las cancelaciones con poca antelación. Tanto hoteles como las aerolíneas o agencias de viajes suelen liberar plazas que han sido canceladas con muy poco tiempo. Si se está atento, se pueden aprovechar estas oportunidades con precios más bajos de lo habitual.
Además, este tipo de viajes son ideales para viajes breves como una escapada de fin de semana o un puente. Se reduce mucho la planificación y se prioriza disfrutar.
Pero no todo es tan fantástico, ya que esta forma de viajar también tiene sus inconvenientes. Uno de los principales es quedarse sin opciones. Hay fechas concretas, sobre todo en temporada alta, donde la demanda se dispara y esperar demasiado puede significar llegar tarde y encontrar precios desorbitados o directamente que sea totalmente imposible reservar.
Aunque, la espontaneidad es una de las ventajas, se tiene que tener en cuenta que hay una menor capacidad de elección. En estos viajes hay que aprovechar lo que quede, no se puede ir con una idea preconcebida. Por otro lado, puede que los horarios del vuelo o la calidad y ubicación del alojamiento no sean los mejores.
Reservar a última hora tampoco es para todo el mundo, esta planificación de último minuto puede generar ansiedad, sobre todo si se viaja en grupo o con niños. No saber hasta el final si se va a poder viajar puede ser agotador para algunas personas, por lo que en este caso, es mejor escoger la reserva convencional y asegurarse que todas las reservas están hechas con tiempo.
Algunas ofertas que parecen tentadoras pueden esconder costes extra como pueden ser tasas o equipajes no incluidos. Leer bien la letra pequeña es fundamental para no encontrar sorpresas desagradables después.
¿Realmente es más barato viajar a última hora?
Esta respuesta tiene matices y va a depender del destino, la temporada y el tipo de viajero. Según un estudio de la OCU, reservar con antelación (entre 1 y 3 meses) sigue siendo la mejor forma de asegurar el mejor precio en la mayoría de vuelos y alojamientos. Es cierto que, si se tiene flexibilidad, las ofertas de última hora pueden resultar ventajosas para ciertos destinos poco saturados o con gran capacidad hotelera.
Se tiene que tener en cuenta que no hay una única regla que funcione siempre, ya que los algoritmos de las principales plataformas de reservas de viajes van cambiando continuamente en función de la demanda, la disponibilidad y el comportamiento de búsqueda del usuario.
Las vacaciones de última hora son perfectas para personas que disponen de horarios flexibles, viajan solas o en grupos muy reducidos sin responsabilidades familiares inmediatas, que prefieren disfrutar de la aventura adaptándose a lo que vaya surgiendo. Si se necesita viajar con cierta organización, este tipo de viajes no son la mejor opción.


