José Antonio Ruiz Díez se ha adentrado en el parque nacional de Virunga, en la República Democrática del Congo, para ver de cerca a los impresionantes gorilas de montaña. Estos animales están en peligro de extinción por culpa de la caza ilegal y las guerras, y apenas quedan 700 en todo el mundo. También les afectan mucho las enfermedades humanas, por eso José Antonio y su equipo llevan puestas mascarillas.
José Antonio, David y el guía se adentraron en la selva más profunda. La densidad de la maleza era tal que solo podían abrirse paso entre la vegetación con un machete. En ese entorno la visibilidad es limitada, por lo que es imposible saber dónde se encuentran exactamente los gorilas. “Los oigo, pero no los veo”, decía José Antonio durante la incursión.
De repente, se toparon frente a frente con el jefe de la manada. Era un animal imponente, que medía casi 1,80 y podía llegar a pesar 230 kilos. El grupo se detuvo ante los avisos del gorila, que intentaba proteger a su familia del avance de los extraños. No quería que siguieran avanzando.
Cuando se marchó, el grupo siguió explorando, aunque con mucha cautela: estaban rodeados de gorilas, que podían sentirse amenazados y reaccionar solo sintiendo la presencia de los extraños. “Lo mejor será que no nos movamos mucho porque los tenemos por todas partes”, contaba José Antonio a la cámara.
Con mucha precaución, lograron acercarse al jefe de la manada y vieron de cerca a una madre y su cría, que estaban jugando y quitándose bichos de la espalda. A pesar del respeto que les daban los animales y de haber vivido algún momento cercano al miedo, seguro que José Antonio no olvida jamás esta experiencia.