José Antonio está harto: la motosierra se rompe e intentan arreglarla con brujería

  • Nadie quiere trabajar porque no se ha seguido la tradición de dar de beber alcohol a los ancianos: “¿Qué quieren, una escuela o un bar?”

Cuando José Antonio va de camino al volcán Nyiragongo recibió una llamada muy urgente: ¡se había parado la construcción de la escuela! ¿Qué estaba pasando? Rápidamente, el equipo cambió de dirección y se dirigió a investigar lo que estaba ocurriendo.

La motosierra se había estropeado, por lo que no se podía seguir produciendo madera… ni nada, porque la obra estaba completamente paralizada. La situación, y que nadie pareciera querer hacer nada para arreglarla, hizo enfadarse a José Antonio: “Parece que nadie quiere trabajar, así no hay manera”.

Decidió que lo mejor era ir a hablar con el jefe, a ver si le podía explicar qué estaba ocurriendo. En estos casos, lo más normal sería llevar a arreglar la motosierra para poder retomar la actividad lo antes posible, pero lo que José Antonio vivió fue algo muy distinto: las tradiciones de la tribu establecían que en este caso había que consultar a los espíritus y hacer una oferta de alcohol a los ancianos. Los locales creían que, haciendo el rito correctamente, la máquina se arreglaría.

José Antonio no daba crédito a lo que veía, pero respetó las costumbres locales y se fue con ellos a la selva para hacer el ritual. El brujo cree que la máquina se ha roto porque antes de empezar la obra no se había hecho la ceremonia, pero, a pesar de que se esforzó al máximo, la motosierra seguía sin funcionar.

Pero, además del imprevisto de la motosierra, José Antonio tenía que lidiar con que nadie más estuviera trabajando, supuestamente porque no se había dado alcohol a los ancianos para que bebieran. “¿Qué quieren, una escuela o un bar?”, espetó José Antonio, un poco cansando. Al final, pierden todo el día y la motosierra sigue sin arrancar.